Ya lo dicen bien. Ya!
El otoño ha llegado, no te has enterado?
Pues no salgo de la ducha toa mojada, con na más que la sudadera rota y las zapatillas de estar por casa y enciendo la tele… ¿Pues qué va haber más que anuncios? A mí, hay varios que me gustan aunque ese del otoño, hija mía, es sensacional.
Qué no caes! Pues siéntate:
Digo ese que anuncia esos bombones de chocolate, que vale más el papel dorao del envoltorio que todo el decorado junto. Sí hombre, que si antes eran las recepciones de la Preysler ahora sale una chiquilla anunciándolos. Que es más joven, más guapa y tan sencilla…
Hija mía, no me iba a fijar! La tipa tiene un Hall, que ríete tú del de “el Pardo”. Con sus escaleras, sus estatuas… y una barbaridad de gente que, oye, íntimos amigos de la chica no serán pero, y lo que llenan, y el ambiente que dan…
De los nervios toda a cien! Tan tiesos, tan altos, tan sonrientes todos.. qué agobio, hija!
Y qué dirás de los paseos a caballo, buena amazona nunca ha sido, oye, pero lo que viste eso, lo mismo que el golf.
A mí, mire usted, me gusta el Nadal, pero el Severiano ese tampoco está mal, que una ya tiene edad…
Por cierto, que rollo os suelto, A qué viene esto?
Resulta que el otro día, me lanzo a las calles pa ir de boutiques, pero al cuarto de hora decidí acercarme al mercadona, que eso sí me lo puedo permitir. Y de repente, vi a una amiga. La ví de desmejorá. Qué la va pasar! Te cuento, la pobre, no puede dormir. Tanto ir de fiesta, tantas copas, tantos bailes… que ni tiempo pa vivir. Quien dice vivir, dice comer. Descansar.
Así que me la llevé de vermut. Que dinero no habrá pero, a las doce, oye, una caña con tapa ¿no te vas a tomar? Pues estaría bueno, hasta ahí podríamos llegar!
Uhy las nueve y veinte, no os cuento más. En media hora llegará el jefe y me volverá a pillar. Y vosotros, qué? No tenéis que currar?