29 octubre 2009

Me llaman el desaparecido...

Tras probar la nueva experiencia del senderismo por el Pirineo aragonés, voy a aprovechar estos tres días de puente, para conocer esa parte de montaña leridana que, a pesar de su cercanía, no conozco todavía.
Hace dos fines de semana, disfruté del Ibón de Escarpinosa y Batisielles, donde el día nos recibío frío en el valle de Estos, aunque la caminata y el sol nos calentó hasta que llegamos a nuestro objetivo. Y mereció la pena.




Así que, me quedé con ganas y el fin de semana pasado, me acerqué hasta Ordesa para visitar el Circo de Soaso con la estampa de la Cascada de la Cola de caballo al fondo.

El recorrido de vuelta duró unas dos horas y media atravesando el Sendero de los Cazadores y la Faja Pelay. Disfrutamos de unas vistas impresionantes por partida doble, ya que por una lado, el día otoñal así nos las ofrecía y, por otro, la senda discurre a gran altitud durante todo el trayecto, lo que nos permite ver el circo a vista de pájaro.



Pisamos la primera nieve de este otoño, atravesando con paso seguro el camino, que la verdad para mi gusto estaba demasiado resbaladizo.




Y lo mejor y más peligroso del recorrido, fue descender drásticamente hasta la pradera de Ordesa, donde el color de la hoja caduca y la luz de la tarde otoñal nos permitió hacer estas fotos.



Por todo esto y mucho más...no creo que vuelva de momento a los bares. Tengo tantos sitios que fotografiar...
Lo dicho, me piro el puente al Parque Nacional de Aigües Tortes e intentaré visitar el Lago San Mauricio.
Ya si eso ...no vemos.




13 octubre 2009

Los maños semos así!

Esta variedad de la raza humana puede sobrevivir a cualquier climatología, ya se caracterice por nieblas persistentes, vientos huracanados o temperaturas extremas.
Su masa de población realiza movimientos migratorios al Pirineo en cuanto barruntan viento de Jota y vestimentas populares. Permaneciendo en su lugar de origen, solamente aquellos baturricos acérrimos a la Virgen del Pilar.
En la expedición que realicé el sábado 10 de Octubre, pude comprobar este movimiento de población “in situ”. Llegué al “punto-mañana” a Broto y los arcenes de la carretera estaban tomados por matrículas de la capital.

Por suerte, la ruta de senderismo elegida no era del agrado de los mañicos, y no nos encontramos a más de 5 personas en toda la mañana.

Visitamos la conocida Cascada de Sorrosal, que vertía gran cantidad de agua, y estuvimos observando a los más osados escaladores, que se adherían a la roca como si de spideres se tratara, siguiendo la vía ferrata de sorrosal.



Retrocedimos para coger el sendero hasta Oto, que es un pueblecito con fuerte aire medieval, para continuar por una ladera hasta Yosa de Broto. Este último municipio está deshabitado, y existen algunos bonitos ejemplares de chimeneas troncocónicas.

Comimos mirándo el valle, con un sol maravilloso que nos calentaba los riñones y volvíamos a buena hora en dirección a casa.

Y como esta semana es corta, ya estoy planeando la próxima excursión.
A mí esto me va a enganchar, lo estoy viendo venir. Jajaja.


07 octubre 2009

El jornalero público.

Según el artículo 8, epígrafe 1, del Estatuto Básico del Empleado Público son empleados públicos quienes desempeñan funciones retribuidas en las Administraciones Públicas al servicio de los intereses generales.
Y se clasifican en: a) Funcionarios de carrera. b) Funcionarios interinos. c) Personal laboral, ya sea fijo, por tiempo indefinido o temporal. d) Personal eventual.

Según mi propia realidad -que dista mucho de la de los legisladores- los empleados públicos pueden ser:

Jefes y jefazos. Estos se encuadran dentro de la dirección y se caracterizan por:

Los Jefazos, son seres inmateriales, es posible que carezcan de cuerpo, como el tuyo o el mío, e incluso se sospecha que son seres virtuales que viven en las redes informáticas, ya que solamente se les conoce por su firma. Aquí entrarían desde Directores Generales hasta los Presidentes locales y otros cargos.

Los Jefes, son también unos seres extraordinarios. Todo el mundo depende de ellos y nadie duda de su existencia, aunque muy pocos los han avistado en su lugar de trabajo. Suelen aparecerse rara vez, en circunstancias especiales, como son los ágapes, comidas de altos cargos y eventos similares, en los que el denominador común, es comer y beber de gorra.

Por otro lado, dentro de los trabajadores no cualificados, podemos distinguir entre:

Los Ficus, que es el personal que viene a desempeñar una función plenamente ornamental. Están en su puesto de trabajo pero no desarrollan ninguna actividad.

Los amargados, son aquellos individuos que, a pesar de tener un puesto de trabajo para toda la vida, con un horario cojonudo de ocho a tres, y un salario más que adecuado a sus escasas tareas, muestran sendas arrugas en el entrecejo, y se pasan el día quejándose de todo. Desde el gobierno, pasando por la temperatura ambiental de la oficina, hasta llegar a crisparse por el color de chaqueta del compañero de al lado.

Otro tipo de empleados son los coloquialmente llamados, mofetas. Son gente que se dedica principalmente a generar mal ambiente de trabajo, creando rencillas entre los compañeros, criticándoles o levantando bulos entre las opiniones del personal. Aunque se les tiene en estima ya que, evitan el tedio y la apatía dentro de la organización.

Por otro lado, están aquellos que despectivamente se les apoda “los de la empresa privada”. Se caracterizan porque son seres hiperactivos, trabajan a un ritmo más acelerado que los conocidos como funcionarios, sus contratos son muy similares a los ofrecidos por una ETT y suelen ser el engranaje esencial en la maquinaria burocrática. Sin ellos el papel no se genera ni se mueve.

Los “ahora-mismo-no-se-encuentra-en-su-mesa-pruebe-más-tarde”, son aquellos que gozan del privilegio de poder ausentarse de su puesto de trabajo horas y horas, sin ninguna medida de contención por parte de sus superiores. Nadie sabe nunca donde están, aunque su presencia se ha reflejado en el reloj de fichajes.

Muy parecidos a los anteriores, tenemos a los inquietos. Su mayor diferencia con los anteriores, es que éstos sí permanecen en su puesto de trabajo, pero no llegan a sentarse en su mesa más de 5 minutos seguidos. Deambulan de mesa en mesa entorpeciendo el trabajo del resto de compañeros en busca de chascarrillos que les amenicen la jornada.

Pero los peores de todos son los “polifacéticos”. Estos combinan aptitudes de todos los clasificados anteriormente. Suelen estar amargados, nunca están y cuando están no desarrollan nada, y suelen pasar la mañana quejándose de su vida al resto de compañeros.

Y luego están los empleados de tercera y los más importantes, conocidos como “Los Cristaleros”. Estos permiten que entre la luz en el edificio, manteniendo los cristales bien limpios, para que la gente que hace “como que trabaja en su interior” puedan ver algo de luz en toda esta maraña de vagos administrativa.


06 octubre 2009

Toma aliento!

Respira.
Coge lenta y profundamente el aire por la nariz, y expúlsalo despacio y suavemente por la boca.
Nota como se hincha primero el abdomen y después la caja torácica. Te estás refrescando por fuera y por dentro. Te estás oxigenando y tu cuerpo te lo agradece.

Ahora imagina que te encuentras en este lugar, a 2.206 metros de altitud, con el ibón y el pico de Anayet a tus pies. Y vuelve a respirar.



Tras una caminata de tres horas el cuerpo está exhausto y la mente relajada. Es el yin y el yang. Una dualidad que nos hace sentir maravillosamente bien.


Y, sabes lo mejor? Es gratis! Y las vistas son acojonantes! jaja