15 septiembre 2006

LA MATERNIDAD NO ES LO MÍO.

Yo seré una maruja pero tengo motivos para pensar que no me reproduciré nunca.
Uno de los principales motivos es la edad, que se nos echan los años encima, chicas, y otro es la falta de sexo.
El otro día leí en algún sitio acerca de la vuelta al cole. A pesar de mucho anunciarlo el corte ingles no acababa de creérmelo.
El caso es que me puse a pensar en todas esas Supermamás, que salen despavoridas a las calles, corriendo con sus hijos en volandas, alrededor de las nueve menos cuarto de la mañana, para oir, primero, la tenebrosa sirena del cole y luego los espantosos gritos de los niños.
Es que lo de ser padres es algo muy serio, y debes renunciar a muchísimas cosas por ellos.
Cuando tienes niños pasas de hacer un montón de cosas en tu valioso tiempo a perder tu tiempo esperando poder hacer cosas.
Quien vaya a concebir un hijo debería preguntarse cuanto tiempo desperdiciará haciendo cosas como esperar al niño en un retrete.
Por que los niños, inexplicablemente nunca tienen que ir al baño salvo que se encuentre el más cercano a 8 km de distancia. Tu le preguntas a un niño si necesita ir al baño antes de salir de casa, pero él no es que no tenga necesidad en ese instante, es que es probable, tal y como lo afirma, que nunca más en su vida tenga que ir al baño.
La situación varía cuando el niño está en el cine, en un restaurante, o en mitad de un bautizo. Entonces sí tendrá necesidad de ir al baño.
Te tirará del pantalón y comunicará explícitamente su necesidad, a voz en grito, para recoger la atención de todos los presentes.
Y allá vas tú con tu niño al aseo de caballeros. Porque lo primero que aprenden los niños al nacer es a diferenciar los aseos de señoras de los aseos de caballeros. No intentéis convencer a un niño de nada y menos aún, de que aunque tenga “cola” puede utilizar el “baño de mamá”.
Además si se trata de uno de esos baños asquerosos, que no se han limpiado desde el Antiguo Régimen, el niño anunciará que tiene que hacer “popó”. En fin.
Es uno de los momentos más entrañables entre padres e hijos. Pasarán muchos momentos de sus vidas charlando, eso sí a través de la puerta de un retrete en un aseo público. Esa comunicación entre padres se irá perdiendo a media que el niño se vuelva más independiente y su crecimiento le permita realizar sus necesidades sin la presencia de un adulto.
Esto es sólo un pensamiento propio y aislado. No quiero desanimaros. Claro que, chicas, nos quedan unos 6 o 7 años de fertilidad sin riesgos…


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