30 septiembre 2008
28 septiembre 2008
Periferias' (de Zaragoza) Tour
Hace ya algunos días nos fuimos con la Maru a ese sitio que abrieron en Zaragoza donde se pueden ver cosas traídas de los cinco continentes: el Ikea. Servidora nunca había estado en uno y fue toda una experiencia que paso a relataros, más que nada para que veáis que hacemos más cosas aparte de ir de bares.
Planeamos la jornada ideal para todo HTV: H&M de Grancasa e Ikea. Ir de uno a otro sólo nos costó una hora y cuarto, maravilloso tiempo que dedicamos a conocer ese mundo inexplorado que es la periferia zaragoceta, con parada en MercaZaragoza, Santa Isabel y Valdespartera (a.k.a. Finisterre). Todo esto pasando de nuevo por Villanueva de Gállego y aledaños. En un ejercicio único de reinvención –cágate, Madonna-, La Maru olvidó que nació y se crió en el Actur, y esta recién asumida identidad foránea le dio la posibilidad de contemplar los aledaños de su ciudad natal con una mirada limpia y libre de prejuicios y orientación. Vamos, que dimos más vueltas que un pirulo, jurando en todas las lenguas que nuestra educación general básica nos permite.
Una vez ya en el Ikea… sin palabras. No sé para qué hicieron la Expo, si ya tenían el Ikea. Qué de cosas… Made in India, Bangladesh, Paquistán… países algunos de ellos que uno piensa que están en guerra, y resulta que no, que lo que están es fabricando alfombras de baño para el Ikea. Amazing, maritú.
Yo, al cabo de un rato, me noté la lengua seca. Me dí cuenta de que llevaba dos horas con la boca abierta y me había deshidratau. Es lo más cerca que he estado del Síndrome Stendhal.
Lo bonito del Ikea es que te amplía horizontes. Descubres que necesitas imperiosamente cosas que jamás habrías imaginado: fundas para trajes en dos colores, un cuchillo trinchador… La vida doméstica está llena de posibilidades e Ikea te las ofrece todas.
El objetivo final de nuestra visita a ese parque temático del menaje de cocina y los complementos del hogar tenía dos nombres: Billy y Cüllen, armario y estantería respectivamente. Y ahí que nos fuimos, después de cuatro horas probando colchones, meciéndonos en sillas de diseño, abriendo cajones y toquiteando toda la tienda, a buscar a nuestros nuevos amigos.
Entonces empezó el desafío de nuestra pequeña excursión. Desde aquí lo digo: los señores de Ikea son tontos. Si vendieran al peso, se sacarían mucha, mucha más pasta. 130 kilazos de muebles, desigualmente repartidos en tres paquetes. Todo un reto, teniendo en cuenta que yo personalmente nunca pido litros en los bares porque se me cansa la mano; y que La Maru en sus tiempos de hostelería se levantaba las cajas de cincuenta coca colas con el meñique del pie, pero la comodidad del funcionariado le ha robado cierto tono muscular –no es un reproche, es la realidá-.
Y el carrito para paquetes grandes, que tan mono se veía, resulta que con tanto peso no tiraba ni pá´lante ni pá´tras y había que guiarlo. Un cuadro. Y ahí, cuando te ves con la gotilla de sudor que te resbala por la sien, intentando encaminar los carros para el ascensor, mientras piensas que deberías haberte puesto cinturón porque al agacharte se te ve todo el lomo y lo que ya no es el lomo, es cuando te da por pensar. Para los que no lo sepáis, la Maru ha tenido varias relaciones de larga duración, durante las cuales lo máximo que hizo por su vivienda fue poner cortinas. Y ha elegido este momento tan bonito de su vida, en el cual está más sola que la una, para ponerse armario y estanterías nuevos. Así es la Maru. Paradójica. Además, cuando me decidí a compartir esta reflexión con ella, nos entró la risa y ya la única fuerza que podíamos hacer era la de aguantarnos el pipí.
Final feliz cuando logramos cargar los paquetes en la fragoneta que nos había dejado mi papa. Efímera felicidad esta, que nos duró lo que tardamos en llegar a Huesca y evaluar el traslado de los muebles desde la fragoneta hasta la casa de la Maru. Descartado el subirlos a pulso hasta su cuarto piso sin ascensor (ahí donde veis a la Maru, tan animosa ella, casi me escupe cuando le sugerí que “en diez minutos los subimos y ya”), optamos por dejarlos en su ground floor level trastero, con la estrategia de que, una vez allí, ella los subiría a su casa tablón por tablón. A falta de superpoderes, la verdad es que somos bastante apañás.
Lo de llevarlos al trastero fue una epopeya que ríete tú de la Odisea. Nos tuvo que ayudar hasta el jardinero del bloque de pisos, un señor encantador que ya no cumplirá los 70 y cuya insistencia amenazó con hacernos acabar la jornada en el hospital, dado que parecía más que probable que el pobre hombre acabara doblado en dos cargando el armario Cüllen. Durante el traslado aprovechamos para customizar los muebles con molduras en algunos de los cantos. Es lo que tiene arrastrar las cosas escaleras abajo, que a veces pierdes el control. Yendo al Kafka a las cinco de la mañana también puedes perder el control, pero esa ya es otra historia y no me corresponde contarla a mí…
Maravillosa república independiente, esta nuestra vida cotidiana…
(es que me he dado cuenta de que había acabado la crónica sin usar lo de la república independiente y parece que si hablas del Ikea y no lo usas, como que falta algo). (Ya).
lo dijo kaktus a las 12:19 a. m. 7 que quieren charrar
Etiquetas: Spice Doors are fashion
26 septiembre 2008
Y es que dicen unas cosas por ahí...
quiero lanzar al mundo mi resquemor. Un video de aquel momento hubiera sido el mejor documento para apreciar los ojos inyectados en sangre, pero sintiéndolo mucho no lo hay.
A mí la frase que más me ha ofendido hasta el día de hoy, fue una vez que alguien, un vertebrado, mejor dicho, un ser con cola, me dijo que era "Regular". Así, sin más. En la barra de un bar. Habiendo intercalado tan apenas unas frases de saludo, me soltó: “Tú es que, eres Re-gu-lar”.
Los que me conocéis podéis imaginaros cómo me sentó aquello. Un jarro de agua fría o una sartén con aceite hirviendo, me hubiera caído mejor que aquella frase sinsustancia, proveniente de alguien que, evidentemente, no me conocía y por eso arriesgó su vida de aquella manera.
Yo no le llamé hijo de mala hiena aunque, tengo que reconocer que, un “Será gilipollas” sí que solté a voz en grito.
Y es que, la noche y el estado etílico, hacen que te tomes a mal cosas que en realidad…
Venga ya, hombre! Cómo te lo vas a tomar bien! O blanco o negro, buena o mala, alta o baja, simpática o arisca, pero: REGULAR! ¿Qué coño significa Regular?. ¿Regular como un triángulo equilátero? O te gusto o no, pero no me digas que soy Regular. Además, Regular en qué?
Os aseguro que, fui al diccionario y ninguna de las acepciones del dichoso concepto me las podía asignar como propias de mi persona. Claro que, la visión que tenemos de nosotros mismos dista mucho de la que exteriorizamos.
No veáis la indignación que me provocó tan tonta apreciación hacia mi persona.
En cambio, ese amargo sentimiento se va junto con la resaca.
Ahora pienso: ¿Y qué pasa si soy regular, normal, del montón o de andar por casa?. Las Barbies están pasadas de moda. La cara bonita y los tobillos delgados sólo duran unos cuantos veranos. En cambio yo…
Sorprendida estoy de haber sobrevivido a este último. Y los que te rondaré moreno....
lo dijo la maru a las 10:03 a. m. 17 que quieren charrar
24 septiembre 2008
Ay pobrecico!
Estaba yo misma conmigo misma, pensando en los relatos esos que tenemos que escribir para aprobar este año en la Academia de Chimpances, pero es que me da tanta PEREZA...
La cuestión es que estaba pensando en el siguiente pecado capital, la IRA, y mira por donde me encuentro con este video que no tiene desperdicio.
Este caballero, al que veréis acontinuación, llega al apartamento que comparte con sus amigos, tras una noche de juerga y está indignadísimo porque... que os lo cuente él que es impresionante.
No sé a vosotros, pero a mí me da una pena este chico, que estoy por salir a buscarle y darle un abrazo. ¡Ay! bichito mío...
jajajajaja
lo dijo la maru a las 12:02 p. m. 16 que quieren charrar
23 septiembre 2008
El día de la Oruga.
Llegas al trabajo y todo está como siempre. Pero, al llegar la primera persona al mostrador, te das cuenta de que algo no va bien. No te entiende. Te esfuerzas en explicarle una nimiedad, que cuentas a cada uno de tus clientes día tras día, pero hoy no funciona. Ni con el primer señor que apareció a las ocho y media de la mañana ni con el último que marchó a las dos.
Empiezas a dudar de si es que hablas raro o es que el mundo se ha despertado obtuso.
La cuestión era tan compleja como lo siguiente:
Te plantas en la panadería y le pides a la amable panadera una barra de pan, con el propósito de hacerte un bocadillo. La señora a cambio de un módico precio te la dará.
Ya, pero necesitas también el jamón, porque sin jamón ya me diréis que birria de bocadillo. Pero no puedes pretender que la señora panadera te venda el jamón.
Así pues, en calidad de panadera, le explicas al señor que lo que debe hacer es, llevarse la barra de pan y acercarse a la charcutería para conseguir el jamón.
Y el señor, que debe tener algún problema que desconoces, por el cual no quiere ir a la charcutería, te vuelve a solicitar que por favor le vendas un poco de jamón, porque él lo que realmente quiere no es una barra de pan sino un bocadillo de jamón. Y con santa paciencia vuelves a explicárselo, pero te empiezas a quedar sin argumentos y acabas recurriendo a la excusa más utilizada desde los tiempos romanos: “disculpe señor, pero es que nosotros no tenemos competencia ni estamos autorizados para hacer dicha transacción.” (O lo que es lo mismo, no tengo jamón por lo que no puedo dárselo).
Al final, el señor resignado abandona el mostrador y esperas sinceramente que por su bien pase por la charcutería y consiga su propósito. (Centraros, que me os perdéis: hacerse el bocadillo de jamón.)
Al momento, ves aparecer de nuevo al mismo señor, mientras se te seca la garganta sólo de pensar que puede que te vuelva a preguntar lo mismo, por lo que habrás perdido media mañana hablando en checo. (Os duele la cabeza, no?)
Bien, pues la pregunta es otra. El señor, además, quiere saber, si cuando tenga el jamón de la charcutería, debe volver a pasarse por allí con la barra de pan, para hacerse el dichoso bocadillo. Con la mejor de las sonrisas le explicas que, tú eres la panadera y que ni tienes jamón ni vendes cuchillos. Vendes PAN. Joder, PAN. El de toda la vida con miga por dentro y corteza por fuera. PAN.
Y así va pasando la mañana, cliente tras cliente, todos con la misma cantinela. Ese es mi trabajo. Una estupidez de conversación día tras día con los clientes.
Resultado: el lunes 22 fue el día del capullo. (O, mejor dicho, para no faltar a nadie: el día de la oruga).
lo dijo la maru a las 8:32 a. m. 9 que quieren charrar
18 septiembre 2008
Hoy he soñado que escribia un post. Os lo aseguro.
Era como esos sueños en que no trabajas pero tienes dinero para todo, pesas 5 kilos menos, tus amigas te acompañan a todos los lados con un daiquiri en la mano, el que fue guapo del instituto, ahora transformado en una barriga con calva, te tira los trastos y Brad no para te enviarte regalos para que por fín accedas a cenar con el.En fin, que ahora que tengo delante el ordenador no recuerdo sobre que escribía y como todavía blogger no ha creado una herramienta traductora de los sueños, os quedáis (y yo también) sin saberlo.
pd: como estas dos son un desastre y sólo yo me acuerdo de los cumples y aniversarios ( y he estado un poco ausente), con un pelin de retraso (14 días) quiero felicitar a este blog por sus 2 añitos, y en especial a la maru que lo ha mantenido durante este último año.
lo dijo burbu a las 9:56 a. m. 11 que quieren charrar
16 septiembre 2008
Me voy
Entenderme, me he quedado sóla. Mis ideas me han abandonado. Mis colaboradoras...
Así pues, vacaciones para todos.
lo dijo la maru a las 1:44 p. m. 7 que quieren charrar
11 septiembre 2008
10 septiembre 2008
¿De colores, también?
Lo primero que quiero hacer, antes de nada, es saludar a todas las madres del mundo mundial y asegurarles que esta situación nunca se les dará en la vida de sus hijas. De hecho es totalmente inventada e irreal.
Vivir sola está muy bien. Hay gente que se agobia por no tener una pareja con quien compartir el día a día, pero hay cosas peores en esta vida de soltero, que llevamos la mayoría. Como por ejemplo ser “mujer, blanca, soltera, busca”… Condones.
Es que, en mi familia siempre hemos sido muy previsores. Aunque no esperáramos invitados, procurábamos tener siempre refrescos, galletitas, una cama turca por si decidían quedarse unos días… Y, claro está, derivada de esa educación previsora y responsable, siempre suelo tener algún sistema de protección en la mesilla, por el porsia.
Generalmente dichos artículos acaban en manos de mis hermanos o de mis compañeras de piso, pero… no te puedes permitir el lujo, de tener a alguien preparado a hacerte pasar una noche maravillosa, y no tener ni un condón en toda la casa. Como para perder oportunidades estamos.
Así que un día, te dices: -de hoy no pasa. Y vas a la farmacia.
Cuando vas por la calle te imaginas la escena:
“entras y la farmacéutica que te conoce, porque le has ido a comprar la anticonceptiva todos los meses, durante los últimos cinco años que has tenido pareja estable, te saluda con tan mala suerte, que te pregunta por tu ex novio. Tú le explicas que aquello acabó y que por eso hace tiempo que no te ve aparecer por la farmacia, y que lo que realmente quieres es una caja de preservativos. Y aquí está la gran pregunta de la señora facultativa: ¿Cómo los quieres? Yo me miro a los pies, pienso en mi ropa interior y me dan ganas de decirle, démelos color salmón con el ribete en negro y unas florecitas blancas. Porque si fueran para mí, me los compraría a juego con mi lencería. Pero es que, no son para mí. Y lo peor es, que tampoco sé quien los utilizará en un futuro, que espero, no sea muy lejano. Y piensas: ¿cómo eran mis últimas parejas? Raras. Sí, eso también, pero…. Eran tipos grandes, claro que el tamaño variaba… ¿qué preservativos utilizaban?”
Así que, antes de llegar a la puerta de la farmacia, decides volver sobre tus pasos hasta casa, y consultar acerca del tema a un experto en clases y tamaños de preservativos. San Google, quién si no?. Y anda que no hay. Estriados y granulados (que a mí ya me parecen bien, pero no sé si dolerán), Le Climax (que lo más llamativo que tienen son el nombre), Sex senses chocolate addiction (ay que cosa!, estos no, que son marrones), Senses Cocktail afrodisíaco que aporta el aroma y el color de la fruta de la pasión (que digo yo, que lo que quiero son unos condones, no una macedonia de frutas tropicales), Sin Latex para personas alérgicas (coño, también sería mala suerte que pillara a ese dos por ciento de población alérgica al látex), Control adapta XL que es el preservativo más ancho (55mm) y largo (190mm), (y leer bien; pone milímetros, no os volváis locas), los XXL que son los más grandes de Durex y de mayor tamaño para aquellos que lo necesitan (a mí miedo me está entrando, sólo de pensarlo), los hay a granel unilatex de fresa (unas 144 unidades) (que esto me parece comprar de manera compulsiva), está el Condón Preventor Millenium con sabor a Champan (pero sin alcohol, que siempre van bien para utilizarlos como globos en fiestas infantiles, en caso de que se te caduquen), los de RFSU Birds and Bees, de color verde (qué mal gusto!), texturado por ambos lados, con puntos en el exterior, para el placer de ella y anillas en el interior para el placer de él (que éste, ves, sí que apetece probarlo), y unos 9.600 modelos más.
Esto me supera.
Vuelvo a la farmacia:
-Buenos días, si es tan amable, me da una caja de Dentabrit Blanqueante, que voy a pasar riéndome el resto del año y quiero lucir sonrisa.
lo dijo la maru a las 12:54 p. m. 26 que quieren charrar
09 septiembre 2008
Las que tienen que servir
Las firmantes de este blog somos hijas de aquellas mujeres que tanto lucharon para que hoy nosotras estuviéramos tan llenas de oportunidades que ya no sabemos a qué carta quedarnos. Fueron nuestras madres mujeres valientes, corajudas, que se atrevieron a estudiar, a trabajar fuera de casa, a votar y a divorciarse. Vivieron e impulsaron EL CAMBIO. Y, ¿para qué? Para criar hijos calcaditos a sus padres (nuestros abuelos) e, inconscientemente, perpetuar roles de puertas para adentro. Tal cual.
Y así hoy nosotras nos encontramos con esos novios/hermanos/compañeros de piso/amigos/huéspedes que son, domésticamente hablando, inválidos totales. Y que esgrimen argumentos como los siguientes:
a) “Yo hago unos espaguetis/lasaña/huevos fritos/paella de morirse” no es cocinar. Es un truco para ligar. Cocinar no es saber hacer un plato y ya. Cocinar es dejar los garbanzos en remojo el día anterior, es cuajar la besamel en su punto justo y es conocer con precisión el significado de la palabra “escalfar”.
b) Cocinar, eventualmente, cocina hasta Arguiñano. No es de medalla. Es de aprobado raspado. Para el notable, tenéis que pasar el ejercicio de plancha. El sobresaliente, me temo, queda reservado a los que se dan cuenta de que llega San Lorenzo y no hay Kalia en casa.
c) “Yo cocino y tú friegas, ¿vale?”. Aviso para navegantas: ésta es la versión doméstica del mítico “estamos convencidos de que en Irak hay bombas nucleares”. Un engaño de consecuencias imprevisibles. Al igual que en el 11-S, la intervención masculina puede llegar a precisar de la participación de Norman Foster para rehabilitar la Zona Cero en que se va a convertir la cocina.
Como punto positivo -no todo va a ser malo- queda la oportunidad de descubrir en el fregadero cacharros que ni siquiera sabías que tenías:
_ Cariño…¿qué es esto que hay encima del escurridor de pasta y debajo de la fuente para el horno?
_ Un laminador de quesos.
_ ¿Desde cuándo tenemos laminador de quesos?
_ Desde siempre, y viene súper bien.
_¿Cómo coño has ensuciado un escurridor de pasta, una fuente para el horno y un laminador de quesos para hacer salchichas de frankfurt con kechú?
_...
2. “Yo no ensucio”. El truco no es “no ensuciar”. El truco es limpiar. Porque hasta los museos se ensucian y, por mucho que se vaya “con cuidado”, el polvo se acumula, el baño no es pirolítico y ninguno meamos Pato WC. Y los novios no sé, pero las manchas de cal en la bañera son para toda la vida y hay que estar muy seguro de ser capaz de convivir con ellas antes de dejarlas prosperar.
3. “Yo es que no sé”. Claro, yo es que vengo con un Máster de la Perfecta Gilipollas instalado de serie en el disco duro. Hasta las sartenes vienen con instrucciones que, seguidas atentamente, pueden llevarte a resultados más que dignos.
4. “Yo hago otras cosas: cambio los enchufes, pinto habitaciones, reparo la tele, instalo el ADSL…” Vale, ya sólo te falta cazar el bisonte y aumar los salmones cuando las praderas se llenen de búfalos, antes de la cosecha, y serás el marido/novio/hermano/compañero de piso/invitado perfecto. Por qué será que los tíos sólo saben hacer los trabajos domésticos que hay que acometer cada dos o tres años, experimentando grandes dificultades para esas otras labores que requieren ser realizadas cada dos o tres días.
Que yo, ojo, no culpo a los tíos en sí mismos. Son sus madres, esas señoras que en tiempos acudían a conciertos en la clandestinidad, y que ahora aprovechan la práctica que les dieron los años de represión para entrar en el piso de sus hijos treintañeros y llenarles la nevera de tupers y el armario de camisas recién planchadas sin que ellos ni lo noten (estas señoras se colarían en las VPOs en horario laboral, cuando el niño no está, para no molestar).
Y sí, seguramente soy una amargada y una resentía y sólo me fijo en lo negativo y bla, bla, bla. Pero soy una amargada limpia y pulida. Y autosuficiente. Tanto es así, que ya lo he decidido: a los 40, me largo de casa.
lo dijo kaktus a las 12:19 a. m. 15 que quieren charrar
Etiquetas: de-criticando
05 septiembre 2008
Psishshshshshsh
Y no es que quiera copiar a HombreRevenido con sus animales acongojantes. Eso sería posible pero imposible de superar, y para quedar mal siempre hay tiempo. Lo que quiero es lanzar una pregunta al aire que me genera desazón y no me deja dormir… (Entenderme, no es para tanto pero le tengo dar algo de emoción).
¿Por qué unas moscas emiten ese zumbido terrible y otras no? Dependen del peso? Y lo emiten siempre, o sólo cuando quieren pillar cacho? Y, Por qué cuando estás durmiendo la siesta, siempre arman ese escándalo y se posan en la abertura de la nariz, el párpado o la comisura del labio, con el asco que da eso?
He estado buscando información pero no he resuelto todas las dudas.
Las Moscas pertenecen a un extenso grupo de especies de insectos pertenecientes al orden de los dípteros, bla bla bla, que se han clasificado en unas 120.000 especies, pero que los científicos no tienen muy claro cuantos individuos son en total.
Al igual que todos los insectos, las moscas, son muy pesadas. Ninguna mosca es capaz de morder o masticar, pero muchas especies pican y succionan sangre. Claro que esto no es lo peor. Lo peor es que se posan. Y cualquier parte del cuerpo humano les sirve de pista de aterrizaje, como por ejemplo, el ojo. Y eso, quieras que no, a todo el mundo le molesta.
Las moscas forman parte de casi todos los ecosistemas, en todos los hábitats terrestres. Vamos, que están en todas partes. Y las hay de diversas clases:
La mosca “detrás de la oreja”: Es aquella que de repente, se te pone ahí y no deja de generarte la sospecha de que algo no va a salir bien. No veáis qué nervios.
La mosca vegetariana, que yo la llamo así porque su nombre de pila es el de “mosca de la fruta”. Aunque yo creo que también come tomate, coliflor, alcachofas y todo lo que salga del campo. Se engorda fácilmente por eso se cuida mucho la dieta, como podéis ver.
La mosca-(a)rdona o mosca-(a)rdón, dependiendo del género, es aquel animal, que en apariencia sólo merodea alrededor y no molesta mucho, pero su sola presencia te crispa un poco los nervios.
La mosca cojonera (perdón), que surgió como resultado de una mutación genética del moscardón, y que se caracteriza por ser más molesta, si cabe, que la anterior.
La mosca enfermiza, es la que vive en lugares exóticos y que trabaja, en EEUU, Europa y sitios así, como Agente Secreto de transmisión de una gran cantidad de Enfermedades. Como anginas, cólera, dengue, salmonelosis y fiebre tifoidea.
La mosca recicladora, se encarga de los desechos de origen animal y vegetal, los descompone, y esto constituye un proceso esencial para la permanencia de la vida en la tierra. Aunque yo creo que estas son minoritarias. La mayoría de las moscas son unas esnobs. Y yo las entiendo, quien va a querer descomponer basurilla pudiendo posarse en los cuerpos desnudos de los humanos.
Y debe haber más tipos de moscas (y tanto!, unos 120.000 que se conozcan) pero ahora mismo os dejo estas de ejemplo, para que penséis en la respuesta a mis preguntas, porque tengo que irme, que me está llamando mi madre para comer.
lo dijo la maru a las 1:21 p. m. 13 que quieren charrar
03 septiembre 2008
Vamos con retraso ¿y qué?
lo dijo la maru a las 10:14 a. m. 11 que quieren charrar
01 septiembre 2008
Diós, qué gente...
Venga ya. Si tuviera que llevarme algo ajeno, me llevaría el bolso de alguna señorona, que estuviera desayunando el día uno en la Granja Anita, y sería de piel. Van los cutres y se llevan mi caracolera azul. Cutres, que son unos cutres, joder.
Tampoco fue mucha la pérdida porque podía haber sido peor. Sólo llevaba las gafas de sol, el monedero, la documentación, las llaves de casa, la llave del coche, la bombona de oxigeno, las aletas de la playa, un percutor automático…lo típico que se suele llevar en el bolso. Anda qué…
Bueno, lo más divertido fue pensar que nadie tenía llaves de mi casa y que mi compañera de piso a saber donde andaba. Conseguí entrar en casa a las 2 de la tarde, anulé la tarjeta de crédito, anulé la cuenta del teléfono, y luego me anulé a mí misma por bobalicona. Sí, ya lo sé. A quién se le ocurre ir al Kafka y abandonar el bolso! Vale no me riñáis más!
Por si eso no fuera poco, voy a la policía a denunciar la desaparición de bolso y no veáis la bronca que me cayó. Que si no podía haber ido antes, que qué hacía en el kafka, que donde vives y con quién, que si he cambiado la cerradura porque igual me entran a robar… Salí de allí peor de lo que ya estaba. Menos tranquilizarte, te dicen de todo. Vamos, que sales pensando que has sido tú la que has hecho algo malo.
Y después del domingo tan entretenido que había llevado, me dispongo a meterme en mi cama, a salvo, y me doy cuenta de que no tengo despertador. Utilizo el móvil de despertador desde antes de que existieran los móviles. ¿Cómo se supone que voy a despertarme el lunes para ir a trabajar? Llamo a alguien y que me despierte. A no, que no tengo teléfono. Ejemm ejemm… ya me veis buscando por toda la casa algún reloj con alarma. Y cuando encontré el reloj-despertador no tenía pilas. Y cuando cargué las pilas y funcionaba el reloj, era la una de la mañana y ya no tenía sueño.
Por dios qué odisea. Ya no salgo más.
Jajajajaja (es broma).
lo dijo la maru a las 11:28 a. m. 17 que quieren charrar