Pero qué sorpresa!
Entro en el blog y cual es el resultado:
lo dijo la maru a las 9:12 p. m. 19 que quieren charrar
lo dijo la maru a las 2:55 p. m. 11 que quieren charrar
Que alguien me diga que esos cables que esta mañana estaban colgando de lado a lado de la Castellana no tienen ABSOLUTAMENTE nada que ver con luces de Navidad!!!
POR FAVOR, NO!! en octubre NO!!!! No estoy preparada, no me apetece y sobre todo, me parece ridículo e inhumano.
lo dijo burbu a las 11:39 a. m. 16 que quieren charrar
lo dijo la maru a las 11:47 a. m. 7 que quieren charrar
Sí. Ya lo he hecho. De nuevo (y van dos). Sé que segundas partes nunca fueron buenas, que nunca hay que volver atrás, y que “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”.
Me da igual. Romperé los tópicos, las reglas, lo que haga falta.
Volveré atrás para empezar de nuevo. Porque hay gente esperándome. Aquí y allá.
No puedo decirlo en voz todo lo alta que quisiera (la mujer-cortina no lo sabe), pero quería que lo supierais. Y daros las gracias por hacer tan increíblemente difícil esta decisión. Porque si no me costara, carecería de valor. Porque si no me doliera, significaría que no tengo nada que dejar.
Gracias por estar ahí.
lo dijo kaktus a las 1:22 a. m. 12 que quieren charrar
Etiquetas: Detrás de la puerta
lo dijo la maru a las 2:48 p. m. 1 que quieren charrar
Cuando este verano me reincorporé al trabajo tras mis vacaciones, me encontré con que una de mis compañeras de trabajo, unilateralmente, había tomado una decisión cuando menos curiosa: retirarme radicalmente la palabra. Antes de irme de vacaciones hablábamos bastante, salíamos a fumar juntas y hasta nos reíamos (no mucho, que tampoco trabajo en un circo). En mi anterior etapa en el mismo trabajo llegamos a quedar algunas veces para tomar algo, me escribió en alguna ocasión mientras estuve fuera y, siempre que venía yo a Huesca de vacaciones, me pasaba a saludarla.
Una sana relación laboral. Cuando volví de vacaciones no me hablaba. Ni buenos días, ni hola qué tal, ni ná de ná. El silencio más absoluto. Sin mediar provocación, ni conflicto, ni discusión. Nada. El silencio.
Si hay algo que no soporto, además de la agente que ocupa más sitio del que debiera en los bares, es la confrontación verbal. Que puedan echarme algo en cara, y que lleven razón. O que no la lleven, pero estén convencidos de que sí, y nos embarquemos en una discusión sin sentido. Las discusiones imprevisibles me dan pánico, no sé manejarlas bien y, normalmente, me dejo llevar y acabo diciendo barbaridades (soy buena diciendo barbaridades).
Con esta filosofía de vida tan absurda como idiota, llevamos mes y medio protagonizando escenas de lo más estúpidas: me vuelve la cara por la calle (typical HTV scene), aprovecha para irse del trabajo cuando yo estoy en el baño para no tener que despedirse... Hasta ayer, cuando reuní todas mis vísceras, mi escaso valor y mi mejor disposición humana y fui a hablarle, decidida a aclararlo todo, porque es una situación de lo más tonta que me hace sentir bastante incómoda y que, para qué negarlo, me da cierta tristeza.
Y vaya si lo aclaramos. Más claro, vodka: no me va a volver a hablar jamás. Y punto. ¿Por qué? Porque le caigo mal. Así, sin medias tintas. Que no le he hecho nada, pero que le caigo mal. Y lo mejor es cuando yo, súper dolida, le dije “¿Y por qué ahora te caigo mal, si antes te caía bien?. Y allí fue cuando lo soltó:
_ No, no te equivoques. Siempre me has caído mal.
Recalcó el siempre. Y el mal.
Y yo sí, sí me había equivocado. A mí ella me caía bien.
Y ahí acabó la conversación. Si la vida fuera justa, habrían pasado los títulos de crédito de Dinastía. Pero como la vida no es todo lo glamourosa que debiera, pues yo me volví a mi sitio a seguir trabajando. En silencio.
Pei ya me lo dijo, que había perdido una oportunidad única de crear mi propio politono. Que sería guay si me sonara “No, no te equivoques. Siempre me has caído mal” cada vez que me llegara un SMS. Es una idea genial, pero dudo que pueda conseguir que me repita lo mismo tan bien dicho.
Ahora que se me ha pasado el enfado, lo que me queda es la admiración. Por ser capaz de decir las cosas tal cual las piensa, sin importarle lo más mínimo lo que la otra persona pueda sentir. Denota una total ausencia de empatía –verdad-, pero al mismo tiempo, pienso que tiene que ser maravilloso poder decir semejante cosa y quedarte tan ancha. Sin remordimientos, sin repensar las cosas. Siempre me has caído mal.
Analizándolo fríamente (es decir, con una vaso con hielos, ron y coca cola en la mano) ayer noche, llegamos a la conclusión de que tampoco pasaba nada. Que, al fin y al cabo, viene de una compañera de trabajo. Que, en otros contextos, la frase puede ser devastadora: “No, no te equivoques, siempre he fingido”; o “no, no te equivoques, siempre te ha olido el aliento”; o “no, no te equivoques, siempre has sido insoportable”.
Lo que me queda al final es una sensación en la que se mezclan la tristeza, la rabia y el asombro. Un “contigo no, bicho” feeling.
lo dijo kaktus a las 8:08 p. m. 14 que quieren charrar
Etiquetas: Detrás de la puerta
lo dijo burbu a las 10:46 a. m. 1 que quieren charrar
A través de Radio Chango he recibido un mail en el que me indicaban que ya podía descargarme el CD de Candelaria de su página web. No los había escuchado nunca, así que he ido rauda y veloz.
Si los chiquillos quieren compartir su arte, ¿quien soy yo para decirles no, gracias?
Me lo he bajado hace cinco minutos así que no puedo opinar como es, pero quería compartir con vosotros la frase que aparece al descargar el CD:
lo dijo burbu a las 4:33 p. m. 6 que quieren charrar
Etiquetas: musica para tus oidos
Picando puertas somos tres zumbadas, tres adolescentes con más tubos de cremas antiedad que antiacné en la repisa, que tratan de mantener su juventud gracias a los fines de semana, separadas por la distancia pero unidas por un sueño común llamado Alkoholemia Positiva