26 septiembre 2006

UN SENTIMIENTO


Hay días que la percepción de las cosas es mayor.
Hoy es un día de esos. Desde que he abierto los ojos, y me he visto sumergida dentro del nórdico que cuida de mí mientras duermo, he sabido que era uno de esos días especiales que existen.
Me he levantado de noche, como todos los días laborables, y me he sorprendido ante el espejo con muy buen humor. No se puede explicar el por qué de estas mañanas.
Rozas un sentimiento de felicidad inusual. Más aún, cuando es Martes y el despertador te escupe las 6:40 a.m. hora ZULU.
El café es mi buen amigo que me acompaña por toda la casa hasta que me despierta, y hoy percibo el aroma más intenso que otros días.
Dado que tengo un paseo de unos 50 Km. hasta el curro, me he dedicado a disfrutar de la buena música de Muchachito, a un volumen no muy legal para ser que la humanidad duerme a esas horas, y he contemplado un maravilloso amanecer.
Os lo juro. Un cielo alboreo inmaculado manchado por pinceladas de nubes rosas, anaranjadas, amarillas… No existe el nombre del color de las nubes que he visto. ¿Púrpura?.
Las estrellas relucen todavía negándose a abandonar la cúpula oscura que empieza a desaparecer dejando paso a la luz del nuevo día. Dos minutos, cinco minutos, no sé. Cuánto dura esa magia entre la oscuridad y la mañana?
Prefiero las puestas de sol. No te ciegan los ojos, las pupilas se relajan, se dilatan, y puedes abandonarte a esas sombras o bien echarte en los brazos de Morfeo y dejar que el cuerpo descanse arropado. Si es abrazado mucho mejor.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale muy bien: ¿quien eres y que has hecho con mi maru?
En serio me alegro que te hayas levantado tan bien. Se que hay gente que le pasa de vez en cuando de hecho a mi una vez... no, que va a quien voy a engañar yo odio levantarme y jamás me he levantado así de feliz

Anónimo dijo...

va..., piensa, que seguro que alguna vez...
Yo si que te quiero.