07 noviembre 2006

Un pensamiento

Estaba pensando en escribiros algo. Lo peor que se puede hacer es pensar a la fuerza. Es tan maligno como inhalar fibras de amianto. Las ideas se te clavan y no hay manera de hacerlas salir del secreto lugar donde se esconden.
Y yo aquí, haciendo lo propio, esforzándome por tener una idea que me haga tener la verborrea que nunca he tenido y escribiros algo entretenido, que no digo interesante.
Y pienso: las ideas se tienen o se crean?
Si se tienen qué disponibilidad tenemos de ellas? Son las propias ideas las que aparecen, surgen y se regodean a su gusto cuando les da la real gana? y si las tenemos, ¿donde acampan exactamente? sí ya sé, por algún lugar oscuro de la cabeza. Pero, ¿están todas juntas? ¿las ideas estúpidas con las ideas geniales? Por que si es así, no deberíamos considerar al cerebro como un ordenador central, organizado y cuasi-perfecto. Más bien me parece una habitación oscura muy desordenada.
Y si las ideas las creamos, a partir de qué? Quiero decir, es algo tan banal crear ideas de un color que vemos, un objeto con el que topamos o un aroma recordado...
Eso es: las ideas deben ser recuerdos al acecho transformados.
O no serán.
la maru.


4 comentarios:

burbu dijo...

Joe! maru que profunda te nos estás volviendo...
A la quinta línea he tenido que respirar hondo y volver a empezar. Bueno, también puede ser que a estas horas ya estoy pelín espesa.
Te contestaría a todas tus preguntas como psicoloca que soy pero usare la misma excusa de siempre. No, yo es que la psicología clínica como que no, me dedico a los recursos humanos

Anónimo dijo...

Me asomo por aquí para ver si hay algo nuevo y divertido, y casi acabo por ponerme serio. Pero es cierto que las ideas dan que pensar (vaya redundancia). Empiezo a preguntarme... ¿qué es una idea? Todo aquello que se presenta en mi mente (me digo). Bien... ¿y de dónde provienen las ideas? (continúo). De lo que me transmiten mis sentidos, de lo que almaceno en la memoria, de las conexiones que mi propia mente establece entre unos y otros elementos (concluyo).
Si tuviera que precisar "quién soy yo", no dudaría en afirmar "soy mis ideas". Sin embargo, las ideas, como señala La Maru, a menudo surgen sorprendiéndonos a nosotros mismos. Somos nuestras ideas, digo, pero ellas nos preceden; en cierto modo, nos equivocamos al sentirnos dueños de nuestras ideas, porque son ellas las que en realidad son dueñas de nosotros, existen previamente, nos crean, nos hacen ser lo que somos. En fin, que cada vez me siento menos dueño de mí mismo. Sólo sé que soy mis ideas. Me miro ahora mi propia mano y se convierte en una idea; la idea se desvanece, y me voy quedando sin mano... Que alguien llame a Bertrand Russell, porque temo quedarme manco.

Anónimo dijo...

"...son ellas (las ideas) las que en realidad son dueñas de nosotros, existen previamente, nos crean, nos hacen ser lo que somos."
ME HA ENCANTADO PERO, ¿ESTAS SEGURO? QUIZÁS TENGAS RAZÓN DIÓGENES.
POR CIERTO, HAS RECUPERADO LA MANO?
(RISAS).

Anónimo dijo...

Ya sabes, hay ideas que nos asaltan y luego se pierden para siempre. Eso me ha pasado a mí, Maru,y ahora soy Diógenes el Manco.