24 julio 2009

Érase una vez...

Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
-Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! –lo interrumpe el filósofo- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguién?
-No, en realidad, no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces –dijo el sabio sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
Hace poco me encontré este cuento y, al leerlo, tuve que reconocer que tenía mucha razón el autor del mismo. Es una de esas falsas virtudes, que cree poseer la gente acerca de la sinceridad y que yo, al igual que muchas mujeres, no comparto. No hay necesidad de decirme a la cara si tengo ojeras, estoy gorda o desmejorada, ni si soy o no soy, la mujer de tu vida, a menos que haya una pregunta directa por nuestra parte.
O lo que es lo mismo, ¿Alguien te ha preguntado?


5 comentarios:

HombreRevenido dijo...

Hay muchas personas que se tienen por sinceras y lo que les pasa, simplemente, es que no tienen educación.
Se les reconoce a la legua.

Por cierto, el filósofo de la historia era Sócrates. Y a causa de las 3 rejas nunca se enteró de que su discípulo Platón se entendía con su mujer.

karlos dijo...

no hagas nunca una pregunta de la que no quieres conocer la respesta.

Dina dijo...

Ya te digo... "¿acaso te he preguntado yo algo?... no ¿verdad?... pues no me cuentes tu vida, majo"... me anotare la frase en la mano para utilizarla cuando sea necesario

Anónimo dijo...

Osea, que es mejor vivir en la ignorancia, y mientras tanto, te mingunean todo lo que quieren... Ese filósofo seguro que trabajaba para el estado.

la maru dijo...

Pero qué me estás contando? HombreRevenido. Y yo que pensaba que los que estaban liados eran ellos dos.

Karlos, eso también. Ir por ahí haciendo jucios de valor a diestro y siniestro no está bien.

Dina, tatúatela mejor, que las tintas de ahora son lo que eran.

Anónimo, no siempre se aprenden cosas de uno mismo escuchando a los demás. Y a la vez, la ignorancia es algo no te dan los de fuera.