09 septiembre 2008

Las que tienen que servir


Como no quiero pasar a la historia por ser la peor fan de Conchita (podría ser un obstáculo para el Nobel), pues aquí me tenéis de nuevo. Hoy hablamos del siglo XXI, de los tiempos que corren, de las nuevas familias, de lo bonita que es la modernidad. Hoy hablamos de labores del hogar.

Las firmantes de este blog somos hijas de aquellas mujeres que tanto lucharon para que hoy nosotras estuviéramos tan llenas de oportunidades que ya no sabemos a qué carta quedarnos. Fueron nuestras madres mujeres valientes, corajudas, que se atrevieron a estudiar, a trabajar fuera de casa, a votar y a divorciarse. Vivieron e impulsaron EL CAMBIO. Y, ¿para qué? Para criar hijos calcaditos a sus padres (nuestros abuelos) e, inconscientemente, perpetuar roles de puertas para adentro. Tal cual.

Y así hoy nosotras nos encontramos con esos novios/hermanos/compañeros de piso/amigos/huéspedes que son, domésticamente hablando, inválidos totales. Y que esgrimen argumentos como los siguientes:
1. “Yo estoy concienciado. Yo cocino”. Ante esto, a bote pronto, algunas consideraciones:
a) “Yo hago unos espaguetis/lasaña/huevos fritos/paella de morirse” no es cocinar. Es un truco para ligar. Cocinar no es saber hacer un plato y ya. Cocinar es dejar los garbanzos en remojo el día anterior, es cuajar la besamel en su punto justo y es conocer con precisión el significado de la palabra “escalfar”.
b) Cocinar, eventualmente, cocina hasta Arguiñano. No es de medalla. Es de aprobado raspado. Para el notable, tenéis que pasar el ejercicio de plancha. El sobresaliente, me temo, queda reservado a los que se dan cuenta de que llega San Lorenzo y no hay Kalia en casa.
c) “Yo cocino y tú friegas, ¿vale?”. Aviso para navegantas: ésta es la versión doméstica del mítico “estamos convencidos de que en Irak hay bombas nucleares”. Un engaño de consecuencias imprevisibles. Al igual que en el 11-S, la intervención masculina puede llegar a precisar de la participación de Norman Foster para rehabilitar la Zona Cero en que se va a convertir la cocina.

Como punto positivo -no todo va a ser malo- queda la oportunidad de descubrir en el fregadero cacharros que ni siquiera sabías que tenías:
_ Cariño…¿qué es esto que hay encima del escurridor de pasta y debajo de la fuente para el horno?
_ Un laminador de quesos.
_ ¿Desde cuándo tenemos laminador de quesos?
_ Desde siempre, y viene súper bien.
_¿Cómo coño has ensuciado un escurridor de pasta, una fuente para el horno y un laminador de quesos para hacer salchichas de frankfurt con kechú?
_...

2. “Yo no ensucio”. El truco no es “no ensuciar”. El truco es limpiar. Porque hasta los museos se ensucian y, por mucho que se vaya “con cuidado”, el polvo se acumula, el baño no es pirolítico y ninguno meamos Pato WC. Y los novios no sé, pero las manchas de cal en la bañera son para toda la vida y hay que estar muy seguro de ser capaz de convivir con ellas antes de dejarlas prosperar.

3. “Yo es que no sé”. Claro, yo es que vengo con un Máster de la Perfecta Gilipollas instalado de serie en el disco duro. Hasta las sartenes vienen con instrucciones que, seguidas atentamente, pueden llevarte a resultados más que dignos.

4. “Yo hago otras cosas: cambio los enchufes, pinto habitaciones, reparo la tele, instalo el ADSL…” Vale, ya sólo te falta cazar el bisonte y aumar los salmones cuando las praderas se llenen de búfalos, antes de la cosecha, y serás el marido/novio/hermano/compañero de piso/invitado perfecto. Por qué será que los tíos sólo saben hacer los trabajos domésticos que hay que acometer cada dos o tres años, experimentando grandes dificultades para esas otras labores que requieren ser realizadas cada dos o tres días.

Que yo, ojo, no culpo a los tíos en sí mismos. Son sus madres, esas señoras que en tiempos acudían a conciertos en la clandestinidad, y que ahora aprovechan la práctica que les dieron los años de represión para entrar en el piso de sus hijos treintañeros y llenarles la nevera de tupers y el armario de camisas recién planchadas sin que ellos ni lo noten (estas señoras se colarían en las VPOs en horario laboral, cuando el niño no está, para no molestar).

Y sí, seguramente soy una amargada y una resentía y sólo me fijo en lo negativo y bla, bla, bla. Pero soy una amargada limpia y pulida. Y autosuficiente. Tanto es así, que ya lo he decidido: a los 40, me largo de casa.


15 comentarios:

la maru dijo...

Qué reina!
Jo, cómo estás, no?
Yo si tuviera "novios/hermanos/compañerosde piso/amigos/huéspedes" con esas aptitudes los mandaba al programa de la 4. jajajajaja

Dani dijo...

Pues yo hago unos huevos rotos pa morirse.

Peibols dijo...

Hola, yo soy todo lo que has descrito.
- sólo sé hacer (que no cocinar) ensaladas y carne a la plancha. Y un tipo de arroz.
- prefiero fregar a cocinar.
- no sé planchar camisas, por eso sólo compro camisetas.
- soy de la generación del tupper de la mama.

Pero doy la cara!

Y soy guapo y eso me hace quedar bien en casi cualquier situación.

OaBy dijo...

¿Y por qué a mí me ha tocado la contra? Porque las niñas que vienen ahora con más de dos decenas son tan (o más) perras en asuntos domésticos como tú describes. Y siempre me ha tocado a mí limpiar, cocinar (bueno, aprobado raspado), barrer, fregar, planchar... Y enseñar a limpiar, barrer, fregar, planchar...
Y mi madre, una gran señora.

Carburo dijo...

Kaktus...escribe mas a menudo.. ¡¡

Anónimo dijo...

Pos yo pa limpiar dejo que la mierda llegue hasta el techo, y una vez ahí dejo que la gravedad haga su trabajo y la quite de ahi. A eso se le llama ser práctico =D.

Respecto a planchar... gñe, si al momento se arruga pa que plancharlo, llevar camisetas con muchos dibujos disimulan las arrugas xD

Manolo "el comunista" dijo...

Las cosas a la plancha son buenas para la salud, y las ensaladas y la pasta y las legumbres (también las de bote, las que no hay que ponder a remojo) y las cosas que pongo al horno porque no sé cómo hacerlas. La bechamel engorda y tiene grumos, es una desagradecida.
Nunca debimos dejar que se perdiera la moda de las camisas arrugadas, aquello sí que era vida!
Y en general tienes razón, la mayor parte de tíos que conozco podemos vivir con los ceniceros llenos, la cama sin hacer, manchas de cal en la bañera, el bidé lleno de ropa y borreta debajo de la cama.
Pero kaktus ya sabes que con el diálogo sincero se pueden conseguir muchas cosas; así que enséñale cómo se escalfan los huevos y dialógale que, o coge el mocho por los cuernos, o los próximos serán los suyos. Si no es sadomasoquista funcionará.

Herzog dijo...

Dios mio nunca un blog me habia definido tan bien, me siento por fin realizado, que bien me conoces :P.
Ha sido todo un hallazgo descubrir tu blog, es muy bueno.

La gata Lola dijo...

Soy un tío!!!!!!!!

HombreRevenido dijo...

Los hombres cumplimos nuestra misión: cazamos el bisonte, hacemos el fuego y mantenemos a raya al vecino. Un paseo cada dos por tres y un revolcón cada cinco por seis, y ya.

Hay que ser autocríticos, como género. Yo una vez puse una lavadora y algo se agitó en mi interior. Ahora me siento especial (sobre todo una vez al mes)

Pequeña Silvi dijo...

Yo pienso que el sedcleto está en haber vivido fuera de casa y haber compartido piso...
Mi caso? pos sí, sobrevivo a base de los tuppers de mi mami (lo que no quite que sepa cocinar varias cosas elaboradas), en mi baño se puede mear tranquilamente (pero ni se te ocurra comer sopas) y las zonas comunes las mantengo limpias como una patena..pero mi habitación es una verdadera pocilga!
Y, nena, te enseñaré el difícil arte de cómo tender la ropa de forma que después nunca la tengas que planchar...
Eso sí, lo de llegar San Lorenzo y no tener Kalia (o el oxígeno activo del Mercadona, igual de eficiente, pero mucho más barato) es imperdonable!!
Muy buen post!!

kaktus dijo...

Dani: Habrá que probarlos... (mantengo que es un truco, pero a veces funciona)

Pei: La sola visión de tus ojos hará que tu eventual pareja olvide todo lo demás. Tal cual te lo digo.

Oaby: Anímate y escribe el post al revés. Sería curioso.

Carburo: Como ves, me es difícil escribir cosas positivas, y tampoco quiero granjearme más enemigos de los extrictamente necesarios.

Tito: Gran idea.

Manolo: Sinceramente... ¡ya estás pasando el aspirador por debajo de la cama!

Herzog: Los estereotipos son eso, generalizaciones. Suelen errar casi tanto como aciertan.

Gata: Bienvenida al club.

H&R: Cuando pongas la lavadora, no hace falta que te sientes encima a vigilarla. Funciona sola.

Peque: ¡¿Oxígeno activo del Mercadona?! ¿Por qué narices seguimos pagando cubatas, habiendo drogas de curso legal en grandes superficies? Fijo que coloca.

Peibols dijo...

Eso decía el único novio con el que viví los primeros días.

Luego ya no le hacían tanta puta gracia mis ojos.

Peibols dijo...

Eso decía el único novio con el que viví los primeros días.

Luego ya no le hacían tanta puta gracia mis ojos.

OaBy dijo...

Escribir el post al revés en mi reciente situación de soltería sería de mal gusto, sonaría hasta a reproche.