26 mayo 2008

FLIP-ANDO . y final

Ayer tuve la conversación más subrealista que he tenido en la última semana (y habéis sido testigos de que había hecho puntos para que esto nunca llegara a ocurrir).

Bien, por razones que no he llegado comprender (mi subconsciente, que a veces está tonto) en vez de pillar el billete por internet acabé haciendo reserva y yendo a la estación a recogerlo. Al sacar los billetes mi sorpresa no vino de una persona, como estos días, sino de una máquina que había decidido imprimir sólo un billete.

No reproduciré la conversación que tuve con 3 personas diferentes porque perdería las yemas de los dedos, pero en resumen quedó en que me llamarían al día siguiente (sí, habéis leído bien llamarían ellos, no yo; yo sólo tenía que preocuparme de no olvidar el móvil en casa, lo cual para temas importantes suele sucederme) ;que tenían que consultar una cosa pero que si salía bien (y pintaba muy mal que así fuera) me darían otro billete, sino a presentar reclamación y rezarle a san judas (ese es el patrón de los imposibles, ¿no?) que Renfe decidiera devolverme el importe del billete en lugar de quedárselo para arreglar sus máquinas, que al parecer funcionan como el culo.

Os aseguro que el supervisor de Atocha me pidió que entrara al despacho porque estaba a punto de echarme a llorar en el mostrador de la sensación de gilipollas que tenía. Y cuando digo a punto me refiero a que me estaba empezando a temblar el labio y tenía los ojos brillantes.

Esta tarde, y puntualmente, el sr. supervisor me ha llamado para decirme que tenía una copia del billete y podía ir a recogerlo. He ido, el no estaba pero me ha atendido una chica encantadora que me ha dado mi billete y me ha pedido sinceras disculpas (lo escribo tal como me lo ha dicho) de parte del supervisor. Yo no sabía si abrazarla, besarla o proponerle sexo con su supervisor para agradecerle no sólo que tenga billete sino que me lo hayan solucionado sin tener que preocuparme más de lo necesario, sin llamadas, y sin tener que aguantar conversaciones estúpidas.

Resto del mundo de la atención al cliente caca; sr. supervisor de la estación de Atocha, el puto amo.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro de que alguien tenga ese grato recuerdo. La ultima vez que saque un billete en ventanilla me toco ir dos días, porque pasaban 5 minutos de la hora de cierre, claro que después de 45 minutos que llevaba de cola estaba yo como para que me dijeran eso.
Y fue en Atocha, hace varios años, cuando no existía esto de la venta por internete.

Es de agradecer que el trato personal lo hayan mejorado....con lo que cobran por los billetes tendrían que invitarte a merendar en las taquillas.

Carburo dijo...

Pues chica ayer fui a la oficina de Renfe a pillar billete (para bajar al concierto de Musicos en la Naturaleza...siii ya tengo billete.....) y la señora que me atendió debía ser monja en su otra vida. Que amable, que profesional, que maja......

la maru dijo...

Burbu, hija, llevas la negra... no será debido a un exceso de IRPF? A lo peor se te ha puesto cara de recaudadora de impuestos y por eso te tienen manía...

Dani dijo...

Burbu, tienes un poco de sindrome de Estocolmo. Te joden perdiendo tu billete y como te lo dan después de incordiarte un montón les coges cariño.
Bueno, por lo menos se agradece que sean amables, que no es muy normal.

burbu dijo...

pistols no digo uqe siempre sean agradables pero me agradó por fin encontrar alguien que te comprendía, no se desentendía del problema y encima se molestó en solucionarlo y después de todo pedir disculpas.

carbu así que si eres maja eres monja? me lo voy a tener que hacer mirar a ver si tengo una vocación frustrada nunca sospechada.

maru, pues si te cuento que hoy no he perdido el tren porque el amable señor que estaba en el control de chamarín no sólo me ha dejado pasar sinoque además me ha animado con un "corre chiquilla que no llegas". Y yo con los tacones...

dani si ya se que siempre debería ser así; si hay un problema que puede haberlo ellos se molestaran por arreglarlo (es su trabajo pero al final no es su compañía) y el cliente se molestara por no perder los nervios y agradecerles el esfuerzo. Pero la mayoría de las veces ellos no se esfuerzan y los clientes somos unos petardos.