Viaje con nosotros
Dado que llevo más de una hora acordándome de la familia directa de nuestros políticos más... nuestros (estoy esperando a que acabe El Debate) aprovecho para actualizar este blog que es también mío, aunque, si de mi dependiera, sería como una niña. No como la de Rajoy, sino como la que han encontrado abandonada en un contáiner en Huelva: que no es de nadie.
Vaya por delante que a mis hermanos y a mí nos educaron en el convencimiento de que jamás tendríamos que pasar de Alcañiz por abajo y de Benasque por arriba para tener nuestras necesidades primarias aseguradas. En la época en que nos criamos, de las necesidades secundarias ni se hablaba. Era una época de coderas y rodilleras de los colores más inesperados. Los inicios del patchwork.
En ocasiones excepcionales -rebajas y vuelta al cole- podíamos viajar fuera de la provincia, concretamente a Pau, en una peregrinación al Decathlon y al Carrefour, que en aquel entonces nos parecían el colmo del fashion francés. Y así pasábamos la frontera ocultando latas gigantes de leche en polvo y ollas exprés bajo nuestras sillas de “bebé a bordo”. Entonces te podían multar, no sólo por introducir droga en el país, sino también leche en polvo o ollas exprés. Cuando el señor gendarme preguntaba “¿algo para declagag?” todos teníamos que poner nuestra mejor cara y decir, al unísono, “¡no!”, así, con decisión, pero sonriendo como los niños buenos y guapos que nunca fuimos. La otra versión era que mi hermano el pequeño, que era el que tenía las orejas menos horrorosas del núcleo familiar, aprenció a decir "bonjour" y así focalizaba toda la atención del gendarme, que hacía la vista gorda ante la minipimer que iba a servir para triturar la papilla de aquel niño tan simpático que hasta políglota era.
Y volvíamos a Huesconsin con nuestras sartenes francesas y nuestras nuevas deportivas. Y cuando llegábamos al Fetra, mi padre reseñaba para la posteridad “ya estamos en Huesqueta”, acompañado de un suspiro. Y no volvíamos a salir de la provincia más que para ir al Corte Inglés en San Vicente.
Una vez sí hicimos un gran viaje al extranjero. A Sevilla. A la Expo. Y a los pueblos blancos gaditanos. Diferencias entre nosotros y los marroquíes que ya cruzaban el estrecho en manada para ver a sus familiares en verano: ninguna. Sudábamos igual, olíamos igual, llorábamos igual ante ese calor infernal (fuimos en Agosto, “que hay menos gente”). Pero, eso sí, nosotros nos culturizamos un montón.Lo que más nos gustó fueron los aires acondicionados de los pabellones, unas farolillas que pulverizaban agua ambiental en todo el recinto Expo y un concierto de Siniestro Total al que fuimos. Deseando estoy que se repita el sarao en Zaragoza.
Ya, con el tiempo, empezamos a viajar solos. Yo, concretamente, a Pamplona a la universidad. El último consejo de mi madre fue “hija, cuidado con los coches, que en Pamplona hay muchos”. También había muchos borrokas, pero de éstos mi madre se fiaba más. Entonces yo viajaba en autobús, con parada en Jaca. Y, como el viaje era largo (tres horas) en Jaca aparecía mi abuela y convencía al conductor para que la dejara entrar en el bus a darme un bocata de jamón, un plátano y un botellín de agua para la horita de viaje que me quedaba hasta Huesca. Creo que estaba convencida de que la malnutrición me esperaba al cruzar Morepós.
Porque esa es otra. En mi casa, cuando se viaja, se viaja con bocata. Da igual adónde vayas, tú vas con bocata. Que vas a Zaragoza, pues te haces un sandwich de nocilla. Que vas a Madrid, pues un bocata de jamón con pan con tomate. La tortilla se reserva para vuelos intercontinentales. He llegado a comerme bocadillos de tortilla francesa en Ammán, Jordania. Mi madre nunca se ha fiado de que realmente te den de comer en los aviones. Mi familia ha colado hasta petit suises en vuelos trasatlánticos. Orgullosa estoy.
Otro de los grandes consejos me lo dio mi madre en vísperas de uno de mis viajes África-Barcelona. Vía e-mail, me dijo lo siguiente (transcribo literalmente): “hija, ten cuidado en el viaje, que ya sabes que en el aeropuerto trabajan presos en reinserción. Besos. Mamá”.Lógicas objeciones:
1.Yo no tenía ni idea de que en el aeropuerto trabajaran presos en reinserción.
2.¿En qué aeropuerto? Yo pasaba por tres. ¿En El Aeropuerto, así, con mayúsculas? ¿del Cielo?
En cualquier caso, como hay veces que no te apetece discutir, yo le contesté que no se preocupara, que en que viera a alguno con marcas de grilletes empujando maletas, saldría corriendo.
Lo mejor es que a mi madre la seguridad aeroportuaria realmente se la suda. Ella está por encima de menudencias como los registros y las prohibiciones:
_ Mamá, no te cojas la hidratante, que no se pueden llevar líquidos
_ No es líquido, es hidratante.
Y me lo dice mirándome con cara de “todo el mundo sabe que los estados de la materia son sólido, líquido, gaseoso e hidratante. Todo el mundo, menos tú”.
Como ya imaginaréis, procuramos viajar lo menos posible. A mí, de hecho, no me gusta viajar. Me gusta irme a vivir a los sitios. Creo.
P.D: La temática costumbrista del post es un vano intento de imitar los buenos resultados de audiencia obtenidos por La Maru, porque soy bastante envidiosa. Y porque ella es una inspiración constante. Para todos.
8 comentarios:
Kaktus BUENISIMOOOO ¡¡¡¡¡ lo que me he reido....¡¡¡¡¡ Maru ponte las pilas que te desbanca para conseguir el Planeta.
Tenia que haber llamado yo a tu madre el viernes para que se pusiese a hablar con el Guardia Civil del Aeropuesto que me detuvo por trafico de patxaran casero y todo por culpa de la Burbu que tenía antojo y yo no quiero que le salga luego el niño con cara de arañon (endrina).
Jajaja, qué grande. Los jóvenes de ahora no saben lo que es una frontera, por eso se derrumban en cuanto ven a un acusica de parquímetros en uniforme.
Toda nuestra vida es un inmenso viaje. Por eso sudo y huelo asín.
Gracias Kactus, añoraba esto. Has hecho que me riera un monton y eso que hoy no era probable que fuera ocurrir tal cosa.
Estoy de un humor de perros...
Lo dicho: bienvenida.
Es de Oscar. Tú vales para guionista.
Llama a Tarantino, y os hace una road movie con bocata incluido que lo flipas. Y lo digo en serio. ;)
Genial lo de clasificar los bocadillo según el viaje a realizar.
Se me había olvidado que uno de los estados de la materia es "hidratante", gracias por recordármelo, jajaja.
Resumiendo: EXPECTACULAR
Me parto Kaktus, ya me he imaginado tu coche... Erais un poco modernos, no? Nosotros ibamos a Andorra en lugar de a Pau.
Gracias a todo y cada uno. No contesto de uno en uno porque esta semana parece que nos hemos puesto de acuerdo y esto ya está expired (caducao).
Gracias por los comentarios. Ilusión me hacen. Un montón.
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