VUELVO
No me disculparé por mi ausencia. No purgaré mis silencios. No me arrepentiré por lo que no escribí ni haré propósitos de enmienda. No.
No es que no quisiera escribir, es que no había nada interesante. Pero ya ha sucedido: el acontecimiento ante el que no puedo callar, porque podría pasar desapercibido, y no debería. Porque la Burbu me lo ha dicho, pero quiero que todos los sepáis: van a poner Gossip Girl en una cadena generalista española.
¿Y qué es Gossip Girl? No es una serie normal, no. Es LA serie. Es Sensación de Vivir pasada por un chapa y pintura de glamour y dinero, con un resultado que, por suerte, en poco recuerda al referente original. No es pijerío, es mucho más que eso. Son chicas de diecisiete años vestidas con ropa de valor equivalente al presupuesto anual de salud de algunos pequeños reinos africanos. Si Blair Waldorf decidiera vender su fondo de armario y destinarlo a causas solidarias, los fondos Pepfar se quedarían en calderilla por comparación.
Los personajes, es verdad, son el tópico hecho tópico. De puro extremos en su parodia, resultan geniales. Pero lo mejor, amigas todas, no son los estilismos ni el argumento (las líneas argumentales sí recuerdan vagamente a Sensa, y esto habla en contra de Gossip Girl). Lo mejor son algunas líneas de diálogo.
_ Ahórrate esas cejas levantadas de reproche. Dios, no puedo esperar a que te pongas bótox.
Esta y otras perlas salen de la boca de Blair Waldorf que, con absoluta seguridad lo digo, es uno de los personajes más consistentes de la televisión actual (aclarando que yo la televisión española hace meses que no la veo). Lo tiene todo: ambición desmedida, estilismo impecable, contradicciones a mansalva y giros de personalidad que te dejan naufragando en tu sofá (aunque yo no tenga sofá). Y unas líneas de diálogo que, cada vez más -estoy al final de la segunda temporada-, rozan la genialidad. El espíritu de Ángela Channing nunca murió, y se reencarnó en Bree Van De Camp y, cuando ésta degeneró hasta vararse en el sainete, en Blair Waldorf, segura sucesora de las anteriores. Muérete para siempre, Kelly Taylor.
Como siempre, la duda es cómo
A mí, particularmente, cuando la niebla de pobreza que impregna un poco todo por aquí se me hace demasiado densa, me pongo un episodio de Gossip Girl, me escucho las geniales borderías de Blair, me veo lo rarito que es Chuck, lo tontaina que es el Lonely Boy y lo bueno que está el otro chico y, mira, como que se me pasan todos los males. Y me duermo con la sonrisa en la boca. Porque, aunque no se vea desde Etiopía, en el Upper East Side está el futuro del mundo. O, al menos, de la televisión petarda.
6 comentarios:
¿La acabaré viendo?
Conociendome, en 3 años. Porque AHORA estoy descubriendo Ugly Betty.
Ay que joderse! (perdón) la Tía no escribe nunca y lo único que le llama la atención para hacer un post acojonantemente bueno, es esa serie petarda.
Menos mal que te quiero, kactus, porque de verdad... no crezcas nunca.
esa es nuestra kaktus; escribiendo desde el áfrica petarderíos del tipo seguro que si no es en V.O. pierde un montón.
Flipao m'he quedao... solamente por esa crítica voy a intentar mirarla, porque yo eso de las series de pijerio como que no peeero... intentaré verla.
No sé de qué os extrañáis, a mí que Kaktus escriba desde Etiopía sobre esta serie no me parece raro.
Yo, curiosamente, la descubrí esta Semana Santa (paradojas de la vida).
Todavía no le he encontrado los matices que cuenta la cronista. Tiempo al tiempo. He de decir que me llamó la atención una cosa, que a lo mejor es supertípico de las series (yo me quedé en "Menudo es mi padre"). El caso es que me pareció que las chavalillas de esa serie son un poquito zorr*s (encripto el adjetivo z*rras para no escandalizar a la concurrencia).
Meeeeeeeeeeenos mal de la serie... Kaaaaaaaaaaaaktus, escribe más anda...
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