NO TE FALLARÉ (cuando te violen, caigas en las drogas o te quedes embarazada)
Mientras La Maru prepara el número de contorsionismo con el que inaugurará Periferias 2010 (ya está todo firmado), hoy me paso por este nuestro blog para hablaros de obras cumbre de la narrativa clásica y actual: hoy la cosa va de series juveniles de televisión. Me centro en las españolas, que hay más carnaza.
Desde la ínclita Al Salir de Clase hasta El Internado, pasando por SMS, Un Paso Adelante y Física o Química, el mundo adolescente interpretado por actores rallando la veintena ha copado horas de televisión y primeros puestos en las listas de audiencia. Y es que la traición, los celos, las jerarquías sociales, los secretos familiares y las adicciones ya las trató Shakespeare, pero resultan mucho más entretenidas vestidas de Zara, calzadas con Converse y cubiertas de pies a cabeza de Product Placement, que hay niños de estas series que parecen Fernando Alonso.
Toda serie adolescente española que se precie tiene que tener, al menos, los siguientes personajes:
1. La Pija: Es la, en teoría, mejor vestida y/o mejor peinada. Las pijas de las series suelen ir en la línea de “pobre niña rica”. Vamos, que son pijas desgraciadas con múltiples traumas. Esto, creo yo, sólo quiere decir una cosa: los guionistas de estas series son gente bastante pobre que subliman así sus complejos de clase. No se concibe la pija feliz. Tamara Falcó, de haber figurado en Compañeros (tremenda oportunidad perdida) se habría enganchado a las drogas, su padre la habría repudiado y, lo peor de todo, habría acabado huyendo en moto con Quimi, que le habría mostrado los encantos de la vida en Parla.
Y es que, antes o después, a la pija la vida le dará un mamporrazo que le hará reflexionar y que le conducirá inexorablemente a ver el vacío que acecha en su fondo de armario. Que se lo digan a (Mónica Cruz) Silvia. Al final, la pija suele encontrar la felicidad en las cosas sencillas que la vida nos ofrece gratuitamente, y se enamoran de un chico normal, de los que una se puede encontrar en el Facebook. Las pijas, sobra decirlo, son rematadamente tontas. Si no de qué se iban a creer este desenlace de sus vidas.
En las series españolas, las pijas estilísticamente suelen ser un quiero-y-no-puedo de manual. Buscando la brillantez, su vestuario es un desmesurado coqueteo con los tejidos sintéticos. Sólo para dar a entender que la pija, colega, puede ser bien chunga.
2. La alternativa y/o hippy. Es esa chica que va de radical, pero con camisetas de Custó Barcelona. Curiosamente, las alternativas suelen vestir mucho mejor que las pijas en estas series. La alternativa, inexorablemente, acaba en brazos del ex novio pijo de la pija. Se ve que los guionistas tienen colgado en sus neveras un imán con la frase “los extremos se atraen”, y la aplican a rajatabla. El imán con la frase “esto ya lo he visto” no se lo han regalado todavía.
Desde la ínclita Al Salir de Clase hasta El Internado, pasando por SMS, Un Paso Adelante y Física o Química, el mundo adolescente interpretado por actores rallando la veintena ha copado horas de televisión y primeros puestos en las listas de audiencia. Y es que la traición, los celos, las jerarquías sociales, los secretos familiares y las adicciones ya las trató Shakespeare, pero resultan mucho más entretenidas vestidas de Zara, calzadas con Converse y cubiertas de pies a cabeza de Product Placement, que hay niños de estas series que parecen Fernando Alonso.
Toda serie adolescente española que se precie tiene que tener, al menos, los siguientes personajes:
1. La Pija: Es la, en teoría, mejor vestida y/o mejor peinada. Las pijas de las series suelen ir en la línea de “pobre niña rica”. Vamos, que son pijas desgraciadas con múltiples traumas. Esto, creo yo, sólo quiere decir una cosa: los guionistas de estas series son gente bastante pobre que subliman así sus complejos de clase. No se concibe la pija feliz. Tamara Falcó, de haber figurado en Compañeros (tremenda oportunidad perdida) se habría enganchado a las drogas, su padre la habría repudiado y, lo peor de todo, habría acabado huyendo en moto con Quimi, que le habría mostrado los encantos de la vida en Parla.
Y es que, antes o después, a la pija la vida le dará un mamporrazo que le hará reflexionar y que le conducirá inexorablemente a ver el vacío que acecha en su fondo de armario. Que se lo digan a (Mónica Cruz) Silvia. Al final, la pija suele encontrar la felicidad en las cosas sencillas que la vida nos ofrece gratuitamente, y se enamoran de un chico normal, de los que una se puede encontrar en el Facebook. Las pijas, sobra decirlo, son rematadamente tontas. Si no de qué se iban a creer este desenlace de sus vidas.
En las series españolas, las pijas estilísticamente suelen ser un quiero-y-no-puedo de manual. Buscando la brillantez, su vestuario es un desmesurado coqueteo con los tejidos sintéticos. Sólo para dar a entender que la pija, colega, puede ser bien chunga.
2. La alternativa y/o hippy. Es esa chica que va de radical, pero con camisetas de Custó Barcelona. Curiosamente, las alternativas suelen vestir mucho mejor que las pijas en estas series. La alternativa, inexorablemente, acaba en brazos del ex novio pijo de la pija. Se ve que los guionistas tienen colgado en sus neveras un imán con la frase “los extremos se atraen”, y la aplican a rajatabla. El imán con la frase “esto ya lo he visto” no se lo han regalado todavía.
La alternativa defiende el medio ambiente (muchas de ellas acaban liberando animales de laboratorios farmacéuticos, que todos sabemos que son instalaciones de libre acceso que uno puede encontrar en todos las Californias que en el mundo son), lleva lino frecuentemente (se ve que también la gusta planchar) y en el estilismo capilar se decanta por rastas. La alternativa, normalmente, suele perder radicalismo conforme la serie avanza y acaba siendo la mejor amiga de…
3. El/La Gay: No es un personaje principal, que una cosa es la visibilidad y otra el protagonismo. En España, los niños y niñas lesbogayers de estas series tienen familias talibanas que los rechazan radicalmente cuando sufren su traumática salida del armario. Todos ellos declaran su homosexualidad obligados por las circunstancias. No hay ni uno sólo que pueda vivir su sexualidad con normalidad. Misteriosamente, nunca hay profesores/as lesbogayers ni padres/madres homosexuales. Se ve que la homosexualidad en España es algo netamente adolescente. Son seres atormentados y poco divertidos. Normalmente sin pluma (la pluma en los institutos televisivos españoles televisivos no entra).
4. La embarazada: Obviamente, no es un protagonista, sino una fase para alguna de las jóvenas protagonistas (es imposible mantener el estatus de embarazada durante más de dos episodios). A pesar de que son series con condones por doquier, siempre hay alguien que se despista. Y, a pesar de que nos lo sabemos de memoria, los guionistas nunca nos ahorran la mítica “Predictor Scene”. En cualquier caso, estas series demuestran que la naturaleza es sabia y que, como todo el mundo sabe, la mayoría de adolescentes acaban sufriendo un aborto espontáneo (peligrosas escaleras…). Así se ahorran la responsabilidad de tomar una decisión y cargar con sus consecuencias, que es una cosa que tampoco nos interesa inculcar a nuestros menores. Está bien el susto para tomar conciencia, pero ya. Tampoco hay que exagerar. De la opción de dar al niño en adopción legal, la ficción española, simplemente, pasa (o no se ha enterado). O abortas o te lo quedas (que alguna sí se lo quedaba). La vida en bicolor.
5. La violada. Porque en esas series siempre acaban violando a alguien. Un divertido pasatiempo puede ser el apostar, en el primer capítulo sobre quién va a ser la violada. Pasatiempo que dura unos 30 segundos: la violada será siempre la ligera de cascos. Los institutos retratados tienen nombres laicos, no hay crucifijos en las paredes, ni clase de religión, pero la violada es siempre la más fresca. Y luego dicen que la moralina vaticana está out. No en los brainstorming de las series españolas, darling. Lo echaron en Física y Química hace un par de episodios, pero como el sintético del vestuario me despista tanto y no logro diferenciar a las niñas de flequillos idénticos, pues no me sé los nombres de los personajes.
Y así podríamos seguir hasta el infinito:
. el empollón
. la maja
. la pobre becada
. el padre comprensivo
. la madre curranta (en Compañeros debían de ir tan justitos de presupuesto que juntaban todo en uno: madre curranta, trabajando como personal no docente, madre de la macarra (Valle), suegra del macarra (Quimi), madre del superdotao, esposa del señor en paro que, más tarde, regentaba el típico bar al que acuden los adolescentes a tomar donuts. Toma ya concentración de tramas y estereotipos. Conchita con la mitad te saca un Greatest Hits),
. el profesor dictador
. el profesor buenrollista,
. los profesores adúlteros (de verdad, ¿tanto se folla en los claustros?)
. las relaciones profesor-estudiante, que, si hacemos caso a las series, es algo que pasa en, aproximadamente, cinco de cada tres institutos. Habría que controlarlo, digo.
. los malos viajes de las drogas. Eso sí, todo el mundo se recupera. Las esquizofrenias y trastornos permanentes de la personalidad, ésos ni mentarlos, que da mal rollo. Volvemos a la filosofía de “no dejemos que las consecuencias de nuestros actos nos estropeen un Happily Ever Alter”.
Y estos estereotipos es cuando la serie va bien. En España las series mueren de aburrimiento. Cuando se acaban los estereotipos, la serie vuelve a empezar (con giros delirantes, como la archiconocida circunstancia de que el que el año anterior era alumno, en el nuevo curso pasa a ser profesor, ríete tú del magisterio CCC), y así hasta el infinito. Con alumnos envueltos en tramas que pueden incluir desde la trata de blancas hasta el tráfico de obras de arte. Porque en los institutos, ya se sabe, pasa de todo. Yo pasé sin pena ni gloria, pero Miriam fue anoréxica, sufrió un accidente que la dejó paralítica por un tiempo, se quedó embarazada de David, se calló por las escaleras, dio a luz prematuramente, vio morir a su hijo, se lió con Iñigo, lo dejó plantado en el altar, se fue a México a rodar una serie y volvió para recuperar a su novio. Como la vida misma.
Ayer y hoy de los books promocionales televisivos... en esto sí hemos mejorado
11 comentarios:
Creo que a partir de hoy mirare la series con otros ojos... ¿que digo?... tengo que empezar a ver televisión... todo esto no me lo puedo perder.
Te iba a decir que te ha faltado la gruma, pero la verdad es que en las series las transforman en pobres becadas así que ná, está todo. Un análisis de lo más completito. Eso si la hippies además ligarse al ex de la pija suelen entrar y salir de sectas como nosotras del Cubitos.
Y sobre todo, con esto aguantamos hasta que la maru se recupere y vuelva a mantener vivo el blog.
Muy buen análisis! No entiendo cómo es posible que, usando siempre las mismas cutrefórmulas con el mismo atractivo que un beso de tornillo-rosca-chapa de la Carmen de Mairena, tengan semejantes índices de audiencia. Y no me vale el "es-que-no-hay-otra-cosa"... ¡Pues apaga la tele, como recomendaba la Bola de Cristal!
Dina: Tampoco creas que te pierdes tanto.
Burbu: Ilusa. Ahora que he empezado, no hay quien me pare. Entretenidas os voy a tener.
Oabi: Lo mejor de verlas es criticar. Como te lo digo.
jua jua jua
muy buenas reflexiones... la verdad es que nos entretienen con cualquier cosilla, mas que nada porque una despues de currar llega a casa y se pone delante del televisor pero sin saber muy bien lo que esta viendo jeje por lo menos a mi me pasa
Si fuera USA habría capitana de las animadoras y capitana del club de debate. Pero en España nos quedamos con la esencia de las cosas. Somos de tópicos más evolucionados. Espectacular.
Un gran detalle nombrar a Miriam, esa adolescente de vida azarosa.
Y lo de los niños-Fernando Alonso es monumental también.
Ah, y siempre hay un montón de jovencitas iguales, es verdad, aquello parece "LA confidential".
Despues de leer esto prefiero pasar definitivamente de las series de adolescentes, y no es que me haya disgustado el post, al contrario genial, pero veo que las series son todas iguales.
también están los hermanos menores de los protagonistas, que normalmente son pelín repelentes, y que ya se podrían haber caido sus madres por las escaleras...
buenísimo post!!!
Sea lo que fuere, normalmente no suelen engancharme estas series y por ello las dejo de ver sin gran esfuerzo. Sin embargo, El Internado, con ese guión estilo perdidos (no sabes por donde amanecera el siguiente capítulo) ha conseguido tenerme en vilo.
(Antes de crear una polemica, no estoy diciendo que este a la altura de Perdidos)
Tremenda la descripcion de los estereotipos de los personajes
Espero que recuerdes que el hermano pequeño de Lucía era MAM de UPA Dans.
Miriam era grande, muy grande, pero molaba más Andrea aka la Reciclaje, que era hermana melliza y tenía un hermano adoptivo, era ippie, se volvió loca y los quería matar a todos.
Los pezones de Valle no cuentan como personajes?
Creo que los nominaron a unos Ondas...
Impresionante descripción. Has criticado a todos por igual y sin ningún tipo de acritud. jajajaja
Ahora entiendo porqué me aburre tanto la tele.
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