Hija mía, el otro día me compré una revista, de esas que hablan de cosas tan importantes como la moda, el sexo y temas-de-hoy-que-nos-interesan-a-todas, y hay que ver la de cosas que aprende una.
No me pude contener. La portada me llamó la atención en cuanto la vi en el quiosco. Y eso que no llevaba ningún bolso-regalo-fosforito. Es que una está muy necesitada de cariño y, oye, no hay que dejar pasar la oportunidad de estimular la sensualidad por si algún día me cruzo con algún hombre en mi vida.
A lo que iba, me la miro y ponía: “Ten en cuenta que el propósito último de cualquier chico que se cruce en tu camino es convertirse en el mejor amante que jamás hayas tenido, y que si no le das pistas, el pobre lo lleva crudo.” ¿Entenderéis que la comprara, no?. Y eso que yo, nunca me he encontrado con un chico así, con esas expectativas. Pero nunca se sabe, oye, hay que estar preparada para todo en esta vida. Y voy, y me la compro, claro está. Tenía que enterarme de cómo ofrecer todas esas pistas para que aquella maravillosa criatura supiera que debía hacer conmigo y no se fuera frustrado por su torpeza. (En este punto ya me salen los fideos por la nariz del ataque de risa que tengo.)
Pistas, dice la Revista. A mi Antonio ni con un mapa del tesoro en tres dimensiones hubiera sido suficiente. Que era buena persona pero en la cama andaba más perdido que piojo en peluca.
Y no veas la de cosas que te explican. Todo clarito para que lo entienda cualquiera. Nada que ver con la enciclopedia familiar de la sexualidad que tenían nuestros padres. Que siempre me ha dado desconfianza, el hecho de que mis padres tuvieran tres hijos y aun así necesitarán dicho bloque didáctico.
Que me lío. Llego al ascensor, saludo a mi vecina la Puri y sigo leyendo, ocultando con el bolso parte del artículo. Porque en mi escalera la gente es muy dada a leer por encima del hombro de los demás.
Dice…”dale ardientes besos con lengua para excitar a tu chico, trabaja sus puntos más sensibles, sus zonas erógenas”…"Sólo inclínate y dile suavemente al oído ‘bésame con más pasión”, “muérdeme un poquito que tengo los pezones duros", “quién es tu mami” o “te-viacomer-tó”.
Que aquí está el punto de que, te atrevas o no, a decir esas barbaridades. Claro que a mí, siempre me ha puesto la conversación erótica tirando a guarrilla. Con respeto, eso sí, que ante todo, una es cariñosa y amable hasta en cueros.
Paso a la siguiente página y cada vez está más interesante. Dice que “el stress laboral, una vida hiperactiva e, incluso, la incapacidad de concentrarte pueden ser factores desencadenantes para que no llegues al orgasmo en el coito”. Eso, y muchos otros como que: tu chico tenga un gatillazo, que se tenga la lívido como una montaña rusa (ahora arriba ahora abajo), que te acaricie con la intensidad con que frotaría las bujías del coche (Que yo una vez ya le dije a mi Antonio: cariño no sigas frotando que ni yo soy una lámpara mágica ni el genio va a salir).
Claro que también te da soluciones: “Intenta relajarte explicándole bien a tu chico el problema que estás sufriendo”… muy cierto, la relajación es muy importante antes de decirle a tu pareja que es un desastre en la cama y que excitarte lo que se dice excitarte, te excita mucho. Vamos! que te pone de una mala leche cuando te deja a medias…
Y aún hay más. Dice que “si la estimulación sexual que recibes es adecuada, estás en una edad en la que gozas de salud sexual y esto no te ha pasado nunca anteriormente, seguramente tengas algún tipo de transtorno orgásmico. (O bien que, te has quedado sin pareja, no tienes vida sexual y no lo has asumido, por lo que en vez de un transtorno orgásmico tienes un transtorno psicológico).
Y aquí ya me he perdido. Leo: “en la anatomía masculina hay tantos puntos lujuriosos… (que digo yo, si se referirá al mando de la tele, el mando de la wi o el del garaje…) …que, debidamente estimulados, llevarán a tu hombre a cotas de placer superiores a las que está acostumbrado”. (Y no lo dudo. Si se los dejas todos durante una semana con un montón de comida y cervezas en la nevera, verás tú que carita de placer tiene cuando vuelvas).
Habla también de un tipo, un escritor o algo así, que se llama Ian Kerner, autor de "Ellas llegan primero", que dice que: "Estimular estos puntos le resultará super placentero y creará cierta tensión sexual que incrementará el flujo sanguíneo en dirección a los genitales.( Este tipo ¿Quién es?. ¿Y quienes son esas que llegan al orgasmo antes que ellos?) Además recomienda que: "Cuando estéis en la postura del misionero o en la de la cuchara, acaríciale alrededor de su "puerta trasera". Si no se queja ni pierde intensidad en la erección, es que tus movimientos le gustan. (Y si no pues la has jodido. Vístete y marcha pa casa, porque la erección habrá caído y no hay nada que hacer. Te lo digo yo, que una vez lo probé. Hija mía, esos puntos son tan delicados como personales.)
Sigo leyendo y esto se empieza a calentar. “Bésale en el cuello lentamente y ve desplazando tus labios hacia la parte trasera de la oreja (y vuelta y dale con la trasera) . Cuando sientas que su nivel de excitación está a tope… (JA, JA. Te miras el reloj y le dices que ya os veréis otro rato que tienes las croquetas en el fuego. (Qué culpa tendré yo de estar pensando maldades constantemente, jajajaja)
Y la parte que habla de anatomía es tremenda. La cantidad de cosas que existen y que yo sólo intuía. Se ve que “si le dibujas con la punta del dedo un anillo alrededor de la base de su miembro, y le dibujas otro alrededor de su escroto justo en donde se adhiere al cuerpo, la excitación es máxima”. …(Ay que horror! como le hagas mal ya verás) …y si no también puedes sujetar una taza de agua caliente durante unos segundos (si hierve que la taza la aguante él un rato) y después coloca tus manos tibias sobre la zona. El calor intensificará la sensación de cada movimiento. (Que si estás debajo del nórdico no sé yo si será necesario tanto calorcito, que luego se suda mucho y no ganas para lavar sábanas).Si se pone tenso o deja de jadear está claro que has de parar. (Y si ha empezado a roncar llénate la bañera y hazte lo que puedas).
Si, en cambio, le gusta, puedes lamerle en la zona donde el escroto se une al cuerpo (cada vez que lo leo me entra repelús de pensar en el pobre escroto despegado del cuerpo). Continúa deslizando la lengua hasta llegar a la cabeza del pene (esto no se llamaba glande?) y ya verás como en cuestión de segundos tu chico estará directamente en el nirvana. (Lo que yo te digo…dormido).
Uhy qué tarde se me ha hecho. Lee que te lee y las judías sin hacer. Ya os contaré. Otro día compro el periódico que también es entretenido y engancha menos.