05 marzo 2009

Encuentros en la otra vida.

Tras años trabajando de cara al público, -sin haber sido aplaudida nunca por lo que hago y eso que no lo hago del todo mal-, tengo la cabeza llena de rostros y de gestos de personas -y de algún que otro animal-, que en algún momento me crucé con ellas en el trabajo, en el mercadona o en el cubitos. (Por qué si no, de que me iban a sonar todas esas caras. De las clases de submarinismo, fijo que no.)

Y a veces, me pasan situaciones curiosas como la siguiente.

El otro día llegó al mostrador de mi oficina, un chico al que hacía tiempo que no veía, (llámense las razones: tres meses de baja, quince días de vacaciones, etc...).
Aquél, se presentó, con una sonrisa maravillosa, empujando un carro lleno de material de oficina que nos suministra su empresa.
Me preguntó donde dejaba la carga que transportaba y le indiqué el lugar. Un albarán, una firma...y aquella sonrisa se iba agrandando por momentos.
Yo me dije: qué simpático este zagal. Currando con un carretillo un día lluvioso y tan feliz que está el tío.
Lo sospechoso es que me miraba y se reía. Me miraba el pelo y se reía más. Vamos, lo que viene siendo, escojonao de la risa.
Yo le sonreía por complicidad aunque veía excesivo ese entusiasmo. Casi le envidié, por parecerle tan divertido su trabajo
Hasta que, de repente, me doy cuenta de que no hacía tanto tiempo que no veía esa cara. Le había visto hacía poco, pero ¿donde? Lo cierto es que, se me representaba en la memoria, una situación diferente a la relación laboral, que hasta entonces habíamos tenido él y yo. La típica de : "Tú me dejas el material" / "yo te firmo el albarán (y lo que tú me digas, Bollicao!)".
Claro que nada más marcharse, me acordé. Y tanto que me sonaba! Como para no reírse el chaval!
Me encontró en el puesto serio, respetuoso y aburrido que desempeño, y debió acordarse de mi cara, rodeada de un montón de pelo azul, de mis medias rotas y del collar de perro.
Ahora la que se muere de la risa soy yo.
No puedo asegurar dónde me crucé con él, aquél sábado de carnaval, pero estar estaba.


8 comentarios:

Dina dijo...

Ves, eso es lo bueno de estar currando lejos de la casa grande... esas cosas a mí no me pasan... bueno si que me pasan, pero tengo bastantes menos posibilidades de que suceden que tú.

Por cierto, me tienes que contar que maromo es... meeeeeeeeeeeeeeeeeeeee muero de curiosidad

la maru dijo...

Dina, quítate la curiosidad: es el tío del reparto de material de oficina. Oseasé: yo qué sé quién es!

HombreRevenido dijo...

A lo mejor ha leído esto y todo.

Dina dijo...

Maru, del reparto de que... mira que nos traen muchas cosicas... si es que te lo tengo dicho, no preguntas lo suficiente, me veo teniendo que cogerme un día de fiesta pa enterarme de quien es.

HombreRe, esperemos que si esta leyendo esto se presente... que yo estoy en un sinvivir en mí.

la maru dijo...

HombreRe es posible, como todo en esta vida.

burbu dijo...

y el de que iba?

Dina dijo...

Yo apuesto porque era el pingüino

la maru dijo...

Burbu, no lo recuerdo pero seguro que le ví ese sábado porque si hubiera sido el pasado fin de semana me acordaría

Dina, puedo asegurar que no era el pingüino!