27 noviembre 2006

DICHOSA NAVIDAD II

Y vuelta y dale con la molesta festividad de la Navidad.
Además de la dichosa publicidad a base de anuncios de colonias con tías estupendísimas, los miles de juguetes absurdos para los miles de niños bobos, los turrones a los que sólo los dentistas agradecen su existencia, el encarecimiento de cualquier artículo que pueda ser objeto de regalar como la lencería, los libros, las cámaras fotográficas, los DVDs de pelis infantiles, … en fin, millones de millones de cosas, nos vemos obligados a soportar la maravillosa programación televisiva de estas fechas. Dícese, películas cuyos decorados incluyen todas ellas: árboles de navidad, familias bienavenidas entorno a una chimenea (porque quién no tiene una chimenea en su salón!), calcetines con motivos navideños colgados de la ya nombrada chimenea, pavos rellenos, papanoeles, y viajes a Aspen.
Realmente es necesario torturarnos así. Se trata de una estratégia para hacer que los pobres se sientan más pobres y los ricos más felices o qué. Intentan a caso, que aquellos que no pueden permitirse una navidad con vacaciones en la nieve y reunidos alrededor de una chimenea vean lo bien que lo pasan otros(no es eso indicio al suicidio colectivo?). Quieren que los que hacen milagros a fin de mes para llenar los platos de sus hijos, pagar la hipoteca y el recibo de la calefacción, escriban sus peticiones a los Reyes Magos.
Lo mejor son esos anuncios en los que debajo del fantástico juguete aparece el aviso de Más de 40€, para que los niños cuya economía no es comparable con la de los infantes, ni opten a desearlos.
HIPOCRESÍA. ESO ME PARECEN ESTAS FIESTAS.


2 comentarios:

burbu dijo...

Estamos punkis, eh??
yo en cambio con la cantidad de luces que han puesto por esta ciudad estoy como los niños japoneses, al borde de la epilepsia. De aquí a nada me da el ataque, pero mientras tanto me están creciendo los ojos de tanta estimulación que ya parezco un dibujo manga.
Chiqui relax que esto se pasa en nada.

Anónimo dijo...

Gracias por los ánimos burbu. Ya se me pasará. Seguro la víspera de nochevieja se me descomprime el estómago, me relajo y vuelvo a estar encantada de la vida.
Al fin y al cabo, el 26 pa mí acaba este rollo así que son pocos días gracias a Dios.