11 diciembre 2009

QUÉ DURO ES APARENTAR SER PIJO!

A veces la vida te recompensa. El día transcurre como un día cualquiera sin que tú sepas que va a ocurrir algo que te va a proporcionar una gran satisfacción. Sin necesidad de venganza, el presente te ha traído del pasado un regalito.
Me levanto y dispuesta a atenderle, le digo:
-Buenos días, puedo ayudarle en algo?
Nuestras miradas se cruzan y …tóma, un Zas en toda la boca. Ambos sabemos quién es quién, pero nos dirigimos fríamente como dos desconocidos.
-Venía a ver si podíais concederme un aplazamiento…
Tóma, -otro- Zas en toda la boca!
Con la cara más profesional que puedo imitar, le redirijo a otra mesa donde se recogen dichas solicitudes.
Él me da la espalda y yo me vuelvo a mi sitio, con una gran sonrisa de satisfacción.
Él, que tanto alardeaba de su dinero. Aquél que, tan mal nos trató, durante los años que estuve en hostelería, por su despotismo y su prepotencia. El individuo cuyo vino siempre estaba encorchado (algo que debió leer, seguramente, en algún “especial fin de semana” de la Nueva España). El pobre cliente insatisfecho por el servicio que le prestábamos. En resumen, el Pijo-cacique-hijodeputa que venía semana tras semana a dar por culo y cabrear al personal, desde el encargado hasta la cocinera. Hoy ha tenido que encontrarse conmigo de nuevo para decirme, abiertamente a la cara, que ni es tan chulo, ni tan rico, ni tan prepotente. Se ha bajado los pantalones y con los ojos apuntando a los zapatos, ha solicitado un aplazamiento de sus muchas deudas.

Tener deudas no es malo. Es una pena.
Ir de Pijo adinerado, jodiendo al personal, sí es malo.

Hay días por los que merece la pena ir a trabajar.


3 comentarios:

Dina dijo...

Ya te digo, por días como esos merece la pena estar detras de un mostrador... yo también tuve la suerte de disfrutar de un par de días de esos y... menuuuuuuuuuudo subidón

HombreRevenido dijo...

Madre mía, qué historia.
No es oro todo lo que reluce. La prepotencia ya suele ser un buen indicador de algún tipo de carencia. En este caso, ya sabes una de ellas.

la maru dijo...

Dina,así es, que la pelota caiga por una vez en tu tejado, no tiene precio. jaja

HombreRe, historias para no dormir. Seguro que también la tiene pequeña...dios qué gente!